Los cerdos comen en dólares pero se venden en pesos

La porcinocultura atraviesa hoy en Argentina por un momento de crisis, como otras producciones animales que basan su alimentación en el maíz y la soja, por ejemplo la lechería y la avicultura.

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24deSeptiembrede2018a las15:21

Sin embargo aún en la adversidad podemos avizorar un futuro promisorio, debido a la existencia de varias características estructurales positivas en el sector porcino nacional e internacional, confiando en poder superar las circunstancias actuales que nos han llevado a esta crisis.

Lo positivo aquí y en el mundo

La carne de cerdo es la fuente de proteína animal de mayor producción y consumo mundial, con  110 millones de toneladas producidas en 2017. Según la prestigiosa consultora holandesa Rabobank, se proyecta un aumento productivo de 3,2 millones de toneladas de carne porcina para 2018, y son totalmente optimistas para los próximos 10 años, con crecimiento sostenido.

China es el mayor productor, pero también el mayor consumidor e importador de carne porcina, ya que no puede autoabastecer su creciente población con un mejor nivel de vida que consume más proteína animal que en el pasado. El fracaso de las negociaciones con USA y el boicot comercial entre ellos, abre una puerta a nuevos proveedores, y así como ya se está exportando carne bovina argentina a China, se podría también exportar carne porcina nacional.

El consumo interno de cerdo, triplicado en los últimos 15 años, ya pasó los 16 kg/hab/año y continúa en alza sostenida, con una proyección de 25 kg/hab/año para el 2025 según la Asociación Argentina de Productores Porcinos. La suma del consumo de carne aviar y porcina ya supera al tradicional consumo de carne bovina en la mesa argentina. El cerdo se posiciona como el reemplazo más parecido a la carne vacuna tanto en la parrilla como en otros platos tradicionales.

Según cifras oficiales del Ministerio de Agroindustria, la producción nacional de carne porcina creció  en forma sostenida un 355% en los últimos 25 años. Sin embargo el país no se autoabastece, por el gran aumento en el consumo interno, un indicador positivo para el futuro de la producción.