Silaje: claves para incrementar la calidad en la presente campaña
La situación climática del año pasado condicionó el desarrollo de los cultivos y dejaron un escenario complejo, en especial para aquellas producciones destinadas a la elaboración de forrajes conservados.
|Para minimizar las pérdidas, recuperar la rentabilidad y maximizar la cantidad de materia seca cosechada por hectárea, un equipo de técnicos del INTA y otros especialistas de empresas y organismos del sector realizaron una serie de recomendaciones para el ensilado de maíces de esta campaña.
Las pocas lluvias caídas en gran parte de la región pampeana argentina durante el año 2018 afectaron fuertemente la producción y disponibilidad de reservas forrajeras, un panorama productivo poco alentador para este año. Las lluvias ocurridas durante la primera quincena de enero del 2019 revirtieron la situación, tanto de los maíces de siembra temprana que se encuentran en etapas reproductivas como así también el desarrollo de los maíces de segunda que se encuentran en estados vegetativos; sin embargo, es muy importante disminuir las pérdidas en la elaboración y conservación de los silajes y maximizar productividad de cada hectárea.
Un equipo de especialistas del INTA y otros referentes del sector realizaron una serie de recomendaciones para maximizar la eficiencia en los procesos de elaboración y conservación de silajes:
Primer paso: implantación y monitoreo de lotes durante el ciclo de cultivo
La correcta elección de un híbrido y su calidad de implantación es el primer paso para la obtención de un silaje de calidad, además de colaborar en la dilución del costo de producción de Materia Seca Digestible y en el uso de un recurso caro y escaso como es la tierra.
Al momento de elegir los lotes e híbridos a sembrar es importante priorizar híbridos con alto rendimiento en MS/ha (materia seca por hectárea) respetando los ciclos de los híbridos; buena calidad nutricional (almidón ~30% o más; FDN < 40%, FDND > 42%), correcta densidad de siembra, fertilización, control de plagas y malezas.
Al evaluar qué lotes o sectores del mismo son los que se van a destinar a picado el presente año, tratar de considerar distancias cortas a sectores más próximos, pero siempre que logren las condiciones objetivo. En caso contrario, se debe analizar la conveniencia de traer más calidad y cantidad de mayor distancia, ya que no siempre el acarreo representa un incremento de costo cuando se considera la calidad de lo que se cosecha.
Al momento de dimensionar la cantidad de material a ensilar y por ende el número de hectáreas a picar debemos considerar la MS (materia seca) requerida para alimentar el rodeo durante un año, a lo que debemos sumar un margen de seguridad que normalmente se considera de 2 ó 3 meses, pero debemos aprovechar los años de alta producción para cubrirnos de años difíciles como fue la campaña 2018.
A estos números debemos sumar los kilogramos de pérdidas que puedan generarse en nuestro establecimiento durante el almacenamiento y suministro estimado, que dependiendo del manejo que realicemos pueden variar entre un 30 y un 10%.
Monitorear lotes testigo (que representen varios híbridos y fechas de siembra), contabilizar plantas por hectáreas, tomar 3 a 5 plantas por lote, molerlas completamente y hacer MS en un microondas a partir de los 95-105 días (dependiendo los ciclos) y repetir cada 7-10 días, esto permite seguir fehacientemente la evolución del cultivo y estimar la ventana de cosecha.