La tecnología no salva a los tamberos malos

Es una de las conclusiones de Nicolás Lyons, especialista en tecnología lechera que trabaja en Australia. El tambo del futuro requiere una actualización y cada explotación debe elegir sus alternativas, valorizando también a su gente.

14deOctubrede2019a las08:57

“No hemos sido capaces de acompañar el crecimiento en rodeo, buscando rentabilidad, con la infraestructura y la inversión en tecnología, lo cual pone más presión en la gente del tambo y los animales, por eso es necesario parar y pensar en las alternativas”. Así ve el presente y se asoma al misterioso futuro de la lechería, Nicolás Lyons, coordinador del Proyecto Milking Edge en el estado australiano de Nueva Gales del Sur.

Hoy con tecnología se puede medir casi todo y en tiempo real, digitalizar, automatizar y robotizar e incluso tener mayor conectividad, pero esto es algo que quiere una minoría, porque la mayoría está enfocada en buscar soluciones a sus problemas cotidianos. La coyuntura aplasta al largo plazo en la lechería, a nivel global.

“Como no hay una sola forma de entender la eficiencia, no existe una sola tecnología para aplicar”. Lyons detalla que las tecnologías disponibles están orientadas en la mejora del trabajo y la mano de obra, que son las de automatización para liberar a las personas de tareas más complejas a las que precisan una mayor dedicación.

Durante el Seminario de Tecnología y Producción Sustentable de Mastellone Hermanos que terminó el viernes en la UCA se habló de que la automatización permite generar mediciones que dan paso a la interpretación de datos y la integración de información, para sugerir acciones que abran a una trazabilidad del trabajo en el tambo y solución de problemas en definitiva.

Opciones

Analizando en Nueva Gales del Sur la adopción de tecnología en el aparte de ganado, la alimentación, la medición de leche y de actividad, existe una distorsión en la compra de dispositivos, el estudio arrojó datos interesantes.

“La dificultad que están teniendo los productores es cómo elegir lo que está disponible y cómo integrar las tecnologías entre sí. Ahora hay datos aislados en diferentes software que no se comunican”, explica Lyons, sucediendo lo mismo en Australia que en Nueva Zelandia donde hoy aplican más tecnología.

“Hay más opción de automatización que de sensores, por requerir estos conocimiento e interpretación de los números y de lo que está pasando”, por lo tanto este fenómeno explica que “la tecnología no va a salvar a un productor malo y lo va a transformar en bueno”, si no sabe utilizar lo que tiene a mano.