El sostén del “Cambio Rural” para el tambo
Nos metemos en la historia de un grupo tambero del programa nacional que permite seguir las problemáticas de la actividad.
Brian, Mónica y Alberto Fassi en la guachera.
La “pampa gringa” está compuesta de cientos de colonias que comenzaron siendo agrícolas y luego fueron diversificando sus tareas, trabajos y producciones, según lo precisaron las comunidades y el tiempo avanzó. Ese origen colaborativo, emprendedor, laborioso es lo que perdura en muchos de los que habitan en la región central productiva y que se traslada en tantísimos ejemplos.
Si bien la producción agropecuaria es siempre individual, gran parte puede tener un esfuerzo compartido, experiencias y consejos que se trasladan en la realidad de cooperativas, e incluso en conjuntos de trabajo como pueden ser los grupos de Cambio Rural.
Colonia Fassi es un pueblo del centro-oeste de Santa Fe, a pocos kilómetros de Rafaela que fue conformado en 1884 por Francisco Fassi, un italiano trabajador que terminó trayendo a siete hermanos más a la región. De lo que fueron grandes extensiones de tierra en un inicio, ahora sólo quedan algunos campos en la familia que sigue con la producción agrícola-ganadera en la región más tambera del país.
“Nos pasó lo mismo que en toda la zona, lentamente se van todos del campo. Antes acá eran cien por ciento tambos, pero ahora tenemos campos mixtos”, cuenta Antonio Fassi en un día frío de la cuarentena, ya saliendo del estricto aislamiento en la provincia. Sin compartir mate, pero sí una amena charla nos invitó a su casa, en la que nació su papá allá por 1932 y también él, donde hoy sigue trabajando con su familia, entre el tambo y la agricultura.
Clima y pavimento
Pareciera que en la región todos siguen mostrando la misma herida, la del abril fatal de 2016, cuando llovió todo el mes, hubo tres cosechas que se perdieron, en una sucesión climática muy compleja, mayor a cualquier registro anterior.
Con el calor de diciembre de 2014 se inauguraba la obra histórica de pavimentación de la Ruta 13, sobre la que está el tambo; y la que cambió la realidad de la producción en la región. Hasta ese momento, la leche se cargaba en los camiones como lo habían empezado a hacer los colonos, peleando en cada lluvia con el barro y padeciendo en lo cotidiano el atraso, para llegar a la intersección con la Ruta 70 y esperar ahí el retiro de la materia prima, todos los días. El progreso llegó tarde y ya cerraron la mayoría de los tambos que hay en esa línea hasta Egusquiza, pero todavía las vacas blancas y negras acompañan la travesía por del Departamento Castellanos, pero ya no con la dispersión histórica.
“Eso sí que era una vida desastrosa, teníamos que sacar todo con tractor, había días que éramos 25 tractores por día esperando en la rotonda de Roca para que vengan a buscar la leche. Antes en cada cuadrado de campo había un tambo, chicos de 500 litros en promedio.
Menos mal que con el gran temporal ya estaba la ruta porque si no los tambos no hubieran sobrevivido, porque ya en 1981 pasamos tres meses sin salir del campo”, recuerda.