La leche en polvo argentina juega con la cancha inclinada en el mercado global
La actual coyuntura en la que se encuentra la cadena requiere con urgencia ampliar los mercados.
Con un panorama local complejo, el mercado externo aparece como una salida clave en la lechería para canalizar producción que el consumo interno no está en condiciones de absorber y evitar un mayor ajuste de precios domésticos, que tendría consecuencias negativas para la ecuación económica y la situación financiera de muchos establecimientos productivos, tanto del eslabón primario como secundario de la cadena.
"El problema es que la cancha en la que compiten los exportadores argentinos, principalmente en el mercado de leches en polvo, se encuentra desnivelada y con pendiente en contra para los jugadores locales, particularmente cuando se compara con grandes jugadores globales, caso de Nueva Zelanda, y en el acceso a mercados claves, particularmente China", destaca un informe del IERAL de la Fundación Mediterranea.
El relevamiento muestra que hay dos cuestiones específicas que atentan contra la competitividad de los exportadores y que se analizan en este informe, una de ellas refleja una política “activa”, la de gravar las exportaciones con un impuesto específico (Derechos de Exportación) y la otra resulta más bien la consecuencia de un accionar de tipo “pasivo”, el no haber avanzado, por muchos años, en la apertura de nuevos mercados y en la búsqueda de un tratamiento más favorable en materia arancelaria para nuestros productos, cuando otros países sí lo hacían.
Situación de la leche en polvo
El producto más comoditizado de la cadena, la leche en polvo, sufre una carga de retenciones del 9%, que se reduce al 8,25% si se descuentan los reintegros de exportación que rigen para estos productos (suponiendo que estos últimos se pagan en tiempo y en forma, lo que a veces no sucede).
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