El Outlook 2020 repasó la viabilidad del sector lechero: productividad, precio, consumo y contexto de la cadena
El cierre de este encuentro de la cadena lechera permitió repasar la realidad y los objetivos próximos. Una mejor organización interna podrá plantar las necesidades hacia afuera y conseguir resultados tales como el crecimiento en la exportación.
Una de las grandes amenazas de la actividad lechera es la debilidad del eslabón inicial de la cadena. La economía, los recursos humanos, la disponibilidad de tecnología son algunas de las variables que pueden definir el destino de un tambo. Este es un aspecto importante desarrollado en el cuarto bloque del 4º Outlook de la Cadena Láctea que organizó entre miércoles y jueves la Fundación para la Promoción y del Desarrollo de la Cadena Láctea Argentina (FunPEL)
La viabilidad del sector primario en la Argentina se puede entender a través de los datos que surgen cada dos años de la encuesta del sector lechero que encabeza el INTA Rafaela.
En el evento donde Agrofy fue media partner se explicó que la viabilidad sería un adecuado retorno económico, pero que surge también de factores ambientales y sociales.
Los datos del relevamiento del año 2019 los detalló la Lic. Laura Gastaldi, destacando que a mayor eficiencia de recursos, productivos y económicos, la escala más grande permite asignaciones mejores de insumos, capacidad de negociación en cuanto a servicios e incluso sobre la materia prima.
En los últimos ocho años hay una pérdida de dinamismo en la escala, aunque un alza en la eficiencia.
La heterogeneidad se da en el resultado económico del negocio. La productividad fue en promedio de 7.500 a 8.000 litros por hectárea vaca total durante los años 2018 y 2019, oscilando entre cinco y 12 mil litros en el recorrido de todos los estratos.
El precio promedio fue de 26 centavos de dólar por litro y de 22 centavos a corto plazo. Los tambos más grandes tuvieron una rentabilidad 1,8 por ciento mayor, aunque con menores costos de producción y con una carga de seis cabezas por hectárea, mejorando el manejo nutricional de la hacienda y con mayor producción de materia seca por hectárea.
Los tambos con rentabilidad negativa del -3,5 por ciento, además de recibir un menor precio por litro, hay una relación muy distante en el uso y aprovechamiento de recursos, destacándose también la mortalidad en guachera que afecta al futuro crecimiento de los rodeos. En las explotaciones más chicas la lechería representa el 80 por ciento del total de hectáreas, sin permitir una diversificación mayor que si sucede en los tambos más grandes.
El tambo estándar en la cuenca lechera pampeana está a cargo de un productor que tiene 58 años rodeado de un grupo familiar, con 100 a 200 animales en ordeño, siendo el 32 por ciento de los establecimientos, mientras que el 26 por ciento superior tiene más de 200 animales en producción, pero emplean al 44 por ciento de la mano de obra del sector, con una remuneración hasta cuatro veces superior respecto a los tambos más chicos, que siempre quedan en el rango de la vulnerabilidad.
Hay equipos de ordeño que tienen más de 20 años en los tambos más chicos, mientras que los más grandes tienen equipos más nuevos, combinados con otras tecnologías. Lo mismo sucede con respecto a las condiciones del bienestar animal, en condiciones de corrales de espera, sombras y aguadas.