Cómo ser ganadero y no morir en el intento

El 2020 fue un año atípico, nunca en su vida las actuales generaciones sufrieron las consecuencias de una pandemia y los efectos colaterales derivados que obligaron a modificar todas las conductas y procesos.

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Cómo ser ganadero y no morir en el intento
23deDiciembrede2020a las11:52

Sabemos que las tareas agropecuarias, por su carácter esencial como productoras de alimentos, tuvieron la posibilidad de trabajar todo el año en contraposición a otros sectores que no pudieron hacerlo, una vez más el campo pudo demostrar en la práctica el papel relevante que posee. Es de tal magnitud su importancia que hasta la desgracia de una pandemia permitió poner blanco sobre negro conceptos sobre la contaminación ambiental y el calentamiento global, solamente con ver las imágenes satelitales del proceso de limpieza de la atmosfera por el parate de casi todas las actividades excepto la ganadería, quedó demostrado que el gran contaminante no son las existencias ganaderas y su flatulencia natural del proceso de rumen.  

En ese marco generado por la pandemia se desarrolló en nuestro país en forma casi normal la actividad de la cadena de ganados y carnes, el impacto del COVID en las personas se circunscribió principalmente al sector industrial no afectando su producción y demostrando todos los cumplimientos de los protocolos. 

Este año Argentina vuelve a repetir un balance excepcional en lo que respecta al comercio exterior al superar por segunda vez en su historia las 900.000 toneladas, la recomposición de los ingresos en el criador mediante la fórmula combinada de mayores valores en las vacas y en un sostenido incremento del precio del ternero lo convirtieron en el gran ganador, la invernada mostró las dos caras de una moneda, el invernador tradicional resguardando su capital y el confinamiento perdiendo capital ante el aumento del maíz y de la hacienda. En tanto que, la industria cada vez más diferenciada, con muy buenos balances en la exportadora y de mantención la consumera. 

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Tal vez la reflexión para un fin de año como este es encontrar las razones por las cuales un hombre de campo dedicado a la ganadería posee tanta pasión por su trabajo y continúa con su producción teniendo en cuenta todas las componentes nacionales que la afectan. 

En primer lugar, podemos decir que la ganadería en uno de los sectores de la producción agropecuaria que se desarrolla relativamente al margen de la voracidad fiscal del Estado, la agricultura es la variable de ajuste de parte de los desequilibrios macroeconómicos de un país y dada la concentración en la venta externa una rehén permanente de las retenciones que se le aplican, quitándole ingresos al productor tan solo de pensar que después de pagar inmobiliario, ganancias, ingresos brutos, etc. tiene un socio que de cada tres camiones uno se lo queda entero, sin importar si hay años mejores o peores o inclemencias naturales. La alta concentración en la demanda final de la producción agrícola es un embudo que permite concentrar en forma fácil y segura las recaudaciones del Estado.