“La carne no es la responsable de la inflación, estúpido”, diría Clinton
La solución no está en la intervención sino en generar condiciones para la inversión, el empleo y la mejora del ingreso.
|Décadas de inflación y erosión del salario reducen el poder de compra de la población que es el principal cliente de todas las cadenas cárnicas de la Argentina.
Mucho se está hablando de la suba de precios en la carne. Claro, todos anunciamos que iba a ocurrir y además dijimos, será un cimbronazo, por eso alentar a producir más, un incentivo a la producción y eso asegurará mayor oferta y precios más competitivos a futuro. Intervenir en el mercado de carnes de cualquier manera es la peor receta de aplicar y tiene como resultado precios muy caros al cabo de dos o tres años, como ya ocurrió en 2010/2011.
Los aumentos en el precio de la hacienda y por ende en la carne tienen su explicación absolutamente en razones productivas, no se trata de un mercado donde un par de vivos se ponen de acuerdo y suben los precios, por el contrario, es el ejemplo de un mercado de competencia perfecta de Argentina en donde la abundante oferta de ganado para faena impulsa a la estabilidad de valores, y la menor oferta impacta inmediatamente en una suba de precios y ninguna medida externa puede modificar este funcionamiento.
El aparato productivo de carnes de Argentina es uno de los más competitivo (5) del mundo, Argentina produjo 133 kilos. De proteína animal por habitante en 2020, en el año 2010 una década atrás se produjo 112,3 kilos, 15% menos. El año 2011 fue el de menor producción de carne vacuna y en conjunto con 2010, donde el salario solo alcanzaba para comprar 106 kilos de carne, ¿y ahora para cuánto alcanza?