Indígenas del Atacama crearon un vino con sabor al lugar más seco del mundo
Los pueblos indígenas conformaron una cooperativa para la producción de un vino rico en sabor y color, generado con una uva de piel gruesa
Por sus características geográficas y climáticas, el desierto de Atacama de Chile –el más seco del mundo- es un lugar óptimo para el cultivo de uvas de piel gruesa. Según expertos, la altura, las temperaturas extremas y el intenso sol son condiciones favorables para que el fruto produzca un vino de color y sabor intenso.
A pesar de que las condiciones del desierto pueden ser intolerables para los humanos, los viñedos Caracoles se adaptan muy bien a la altura de este lugar (que alcanza los 3600 metros sobre el nivel del mar), a las temperaturas extremas (tanto altas como bajas), la poca vegetación y falta de lluvias.
Más allá de las características climáticas del desierto, los habitantes originarios del Atacama, a lo largo de los años, probaron sembrar diferentes cultivos y, a través de la prueba y error, fueron delimitando cuáles son las plantaciones que mejor se adaptan a estas tierras. Así descubrieron las grandes aptitudes de los viñedos, lo que los llevó a experimentar cómo desarrollar vinos de altitud.