Con frutillas, el proyecto solidario que contagió a Paula Pareto: venden por Pedidos Ya y ayudan a mujeres vulnerables
Las Quinas recibió la propuesta de una ONG y comenzaron a trabajar bajo un modelo hidropónico
Las Quinas es un proyecto enorme. Nació con la visión de Ricardo Parra, quien decidió dejar un camino de éxito en el mundo financiero para generar un emprendimiento con impacto social. “Me iba muy bien desde lo profesional pero desde lo humano me sentía bastante conflictuado”, contó en entrevista con Agrofy News.
En 2003, cuando tenía 29 años, regresó a su pueblo natal para convertirse en productor de miel orgánica en General Las Heras, provincia de Buenos Aires, a 120 km de Capital. “Es uno de los pueblos bonaerenses más chicos demográficamente. Hace dos años pusieron el primer semáforo”, contó como dato curioso Ricardo. Desde entonces, la empresa no paró de crecer y hasta crearon nuevos productos.
Ahora se unieron a la ONG Akamasoa Argentina para trabajar con mujeres que viven en un contexto de máxima vulnerabilidad. La madrina de la ONG es la deportista Paula Pareto, que está constantemente colaborando en el proyecto.
Miel Las Quinas: de un pasatiempos a exportar a Japón
Ricardo decidió darle un vuelco a su vida y empezó con la apicultura, primero como un hobbie. “Quería desenchufar, hacer algo con las manos, con la tierra”. No tenía antecedentes en su familia, así que tuvo que aprender el oficio desde cero. Hizo una tecnicatura y comenzó a trabajar como apicultor, con un agregado: su experiencia previa en las corporaciones que lo hizo tener una visión de negocios más amplia.
“Todo lo que había aprendido lo empecé a aplicar. Al tiempo de hacer el oficio me di cuenta que era una posibilidad cierta trabajar la miel en el mercado interno y externo. Ahí decidí armar una sala de extracción; empecé a interactuar con la parte comercial y me acerqué al primer grupo exportador de Argentina”, explicó.
Las Quinas surgió con una mirada desde lo orgánico, cuando todavía no era común de ver: “Hace 19 años no estaba en boga. Empecé con todos los papeles para certificar y avancé en el mercado interno con mieles diferenciadas. En el mundo había una tendencia a lo monofloral. Como en su momento el vino era tinto o blanco y después empezaron los varietales, en mieles pasaba lo mismo. Por suerte hay cada vez más, contó el emprendedor.
Empezó con 10 colmenas y en 2006 ya eran 140. Para diversificar, comenzó a contactarse con productores de otras zonas: miel de limón de Famaillá, Tucumán; miel de algarrobo de San Luis y La Pampa y miel de eucalipto que se encuentra en la zona del Litoral o centro de la provincia de Buenos Aires.
Luego les llegó la oportunidad de exportar: “Conseguimos un cliente japonés a partir del grupo exportador: fue un ciclo de 5 años muy virtuoso. Nos abrió los ojos de lo que pasaba en el mundo, asistiendo todos los años a las cinco principales ferias de alimentos del mundo”, contó Ricardo.
A partir de esta relación comenzaron a pedirles otros productos: “Salimos con dulce de leche, luego con mermeladas. En el medio entendimos que lo light no se comprendía tan fácil para el consumidor y lanzamos ´el sin azúcar agregada´. Empezamos a estar muy cerca del consumidor y tratar de entender qué estaba buscando”, explicó el emprendedor.