Dejar todo para salvar la hacienda: la doble vida nocturna de un pueblo que no quiere dejar morir a sus animales en manos de la sequía
Productores y ciudadanos de Fortín Olmos direccionan todos sus esfuerzos en un solo objetivo. Por Rodrigo Bonazzola (Enviado especial)
FORTÍN OLMOS (Enviado especial).- Tener un doble trabajo puede ser una opción para los productores y productoras del norte de Santa Fe. Un oficio y mantener la producción ganadera en los bajos submeridionales suele ser la regla. Sin embargo, la extrema sequía obliga en estos meses a redoblar esfuerzos. Es común ver luces por la noche en medio de los campos. La doble vida nocturna para salvar a los animales ya es una realidad.
Ante la situación crítica que atraviesa esta región, no hay tiempo ni dedicación que alcancen y muchos deciden multiplicar los esfuerzos para colaborar. La solidaridad, como siempre, es moneda corriente en la zona.
El fin de semana llovió 12 milímetros en la zona de Fortín Olmos. Un respiro, nada más que eso, destacan los pobladores. Por ese motivo, los viajes con tanques de agua hacia los campos no cesan.
El impacto de la sequía: el caso de Fortín Olmos
Fortín Olmos es una localidad pequeña y tranquila. De noche mucho más. Pero la sequía lo cambió todo. La noche se volvió en un momento oportuno para realizar viajes con bateas para abastecer de agua a los animales. Camiones, tractores y camionetas se volvieron una postal de la nocturnidad.
La sequía modificó la rutina. Yolanda Arce es técnica en gestión ambiental y divide su tiempo entre la biblioteca y la organización del abastecimiento de agua para la producción ganadera.