La fórmula para que cada campo tenga un "pozo petrolero" y la oportunidad que perdió la Argentina (pero que todavía está a tiempo de recuperar)

“El Gobierno lo sabe y lo entiende, pero hay que ajustar el GPS para que las decisiones estén alineadas con lo que el sector necesita”, comentó un importante directivo del sector agroexportador

La fórmula para que cada campo tenga un "pozo petrolero" y la oportunidad que perdió la Argentina (pero que todavía está a tiempo de recuperar)
06deAgostode2024a las12:01

“El primer paso para crecer es reconocer dónde estamos parados”, comentó Alfonso Romero Vedoya, director general ejecutivo de COFCO International, empresa que en Argentina lidera las exportaciones de soja y subproductos, durante una charla organizada por ADBlick Agro.

“Esta industria tiene un problema importante, nada que no se pueda cambiar, pero tenemos una crisis estructural importante viendo cómo los vecinos capitalizan las oportunidades”, continuó el directivo de la multinacional de origen chino.

Del panel también participó Gustavo Idígoras, presidente de la Cámara Argentina de la Industria Aceitera (CIARA) y Centro de Exportadores de Cereales (CEC), que nuclea a las empresas que representan el 48% de las exportaciones del país. Idígoras definió: “Estamos en una situación extremadamente preocupante en la principal industria generadora de divisas de la Argentina”. “Lo digo con muchísima preocupación pero no desánimo”, aclaró.

Diagnóstico del complejo sojero: “No hay que desanimarse”

Alfonso Romero Vedoya compartió: “Una compañía como COFCO se quiere posicionar en los países que hay oportunidades, con reglas de juego claras, en donde crece la producción y los productores pueden crecer libremente con tecnología, para producir más volumen que estas compañías necesitan y saben manejar”. Y ejemplificó: “COFCO está haciendo inversiones importantes en Brasil, un puerto enorme en Santos con capacidad para 15 millones de toneladas. Porque ven cómo Brasil más que duplicó la producción de soja, ahí está la oportunidad. Es tan sencillo como eso”.

Idígoras compartió algunos números para graficar la situación y aclaró: “No hay que desanimarse porque hay una oportunidad de cambiar. El problema es que si no tenemos un diagnóstico compartido y consensuado de dónde estamos va a ser muy difícil promover la transformación que necesitamos”.

También graficó que el comercio mundial de soja y subproductos derivados va en un tren a muchísima velocidad, tanto en oferta como también en demanda. “Argentina es un espectador, primero era parte del tren y ahora estamos en última fila viendo si cerramos el cine, cada vez más lejos de esa película”. Pasando a los números, destacó que contra la campaña 2010, Brasil aumentó un 111% su producción y Estados Unidos creció más del 38%. En ese mismo período, la Argentina no creció, incluso descendió. “Y cuando vemos la molienda de soja, teniendo en cuenta que harina y aceite son los principales aportantes de divisas del país, la molienda creció 53% en Brasil y 42% en Estados Unidos, con compromisos de inversión para crecer hasta un 30% más en los próximos años en Norteamérica”. Mientras tanto, en Argentina hay capacidad ociosa, el uso de la industria aceitera nunca supera el 60% de la capacidad total instalada: “No estamos creciendo ni en capacidad ni en ritmo de molienda”, definió.

Hacia adónde va la demanda: “La estrella es el biodiésel”

“La estrella de esta película es el biodiésel. Los granos van a estar cada vez más vinculados al valor energético. Y Argentina está desacoplada de eso”, resaltó el titular de CIARA-CEC.

El directivo de COFCO comentó que dividiría a la Argentina en dos: “Un período virtuoso de 2002 a 2010 dado por bajas retenciones y precios alcistas muy importantes”. “Todas estas empresas invirtieron”, dijo haciendo referencia a las empresas de CIARA-CEC. “Todos los años una empresa estaba anunciando una nueva línea de producción. En 10 años se duplicó la capacidad de molienda. Renova (la más grande del mundo) fue la última planta que se hizo, fue el fin de este crecimiento. Argentina crecía más rápido que Brasil”.