"Estoy en el paraíso”: así vive la cuarta generación de una familia que se volvió líder en salames
Juan Pedro Cagnoli, miembro de la cuarta generación familiar, contó en La Posta de Agrofy News Live cómo la empresa combina innovación, tradición y amor por la calidad para llevar el auténtico sabor tandilense a todo el país

En Tandil, hablar de salamines es hablar de Cagnoli. La historia comenzó en 1907, cuando Pietro Cagnoli llegó desde la Lombardía italiana y, junto a su hijo Pedro, encontró en el aire serrano el clima ideal para elaborar chacinados. Más de un siglo después, la familia sigue fiel a la receta original y al espíritu artesanal, pero con una mirada moderna: hoy la planta ocupa 20.000 m², emplea a 700 personas y sus productos llegan a todos los rincones del país.
Cagnoli, tradición que se une con la innovación
Juan Pedro Cagnoli, cuarta generación de la empresa, participó de La Posta de Agrofy News Live y compartió cómo se mantiene vivo el legado familiar mientras se impulsa la innovación. “Somos tandilenses, pero el salame ya se volvió sinónimo de Tandil —y Tandil, sinónimo de salame—. Eso nos ayudó a federalizar nuestra marca y a llevarla a todo el país”, contó.
Una historia con sabor a sierras
El origen de la empresa está marcado por la tradición y el trabajo familiar. Desde los primeros repartos en un Ford A hasta la apertura del Puesto 5 del Mercado Municipal, la familia Cagnoli convirtió la pasión por los chacinados en un emblema regional. En 2011, el Salame de Tandil obtuvo la Denominación de Origen, reconocimiento que garantiza su autenticidad y posiciona a la región en el mapa gastronómico mundial.
“Decís Tandil y decís salamín”, resume Juan Pedro, quien creció entre los aromas de las cantinas de maduración. “Desde chicos íbamos a la empresa, jugábamos entre los salamines. Es nuestro patio. Todos los Cagnoli pasamos más tiempo ahí que en nuestras casas”, confesó entre risas.
