Aftosa: la vigilia debe continuar
César Lábaque es un productor ganadero de la zona de Jesús María. Hastaagosto, su modelo de invernada estaba integrado por un plantel de alrededor de600 animales. Hoy, su rodeo apenas supera los 400 novillos y las dificultades dereposición cada vez son mayores. Su situación —que se multiplica por cientosen toda la provincia— es una de las tantas que generó la reaparición delvirus de la aftosa y las restricciones impuestas por el Senasa para elmovimiento de hacienda.
A cuatro meses de que el Gobierno nacional dispusiera la prohibición deltraslado de tropas de invernada y su concentración en feria, la medida deemergencia comenzó a gestar efectos negativos: los criadores no pudieroncomercializar sus terneros a tiempo, el pequeño productor se vio obligado amalvender sus animales, los invernadores disminuyeron su capacidad dereposición y los consignatarios vieron resentido su negocio.
Desde la resolución adoptada el 11 de agosto, sólo en el área deinfluencia de Jesús María se dejaron de comercializar mensualmente alrededorde cuatro mil animales para invernada y cría. “Es un gran perjuicioeconómico para la región”, diagnosticó Pedro Martínez, de la firmaconsignataria Raúl J. Romanutti.
La empresa tenía programado para el sábado 12 de agosto un remate especialde invernada y cría que debió suspender, además de devolver a destino losanimales en un plazo de 24 horas. Aquellas tropas, que por distancia no pudieronser remitidas, debieron ser alojadas en campos de la zona. Las ventas recién seprodujeron hace un mes. Durante este lapso, el costo de la manutención debióser afrontado por el dueño de los animales y la firma vendedora.