Subsidios al agro, en la mira
WASHINGTON (De nuestro corresponsal).- La asamblea anual del FMI y el Banco Mundial se clausuró ayer con un llamado a los países ricos para que fijen un calendario para terminar con los subsidios agrícolas y con un pedido a todas las naciones para que adopten acciones enérgicas para restablecer la confianza ante la incertidumbre que se abate sobre la economía global.
En el cierre de las deliberaciones, el secretario del Tesoro, Paul O´Neill, dijo que su país respalda los esfuerzos del FMI de buscar un mecanismo para permitir una reestructuración ordenada de la deuda de los países en problemas, pero destacó que ello no debe ser interpretado como que habrá financiamiento ilimitado para las naciones en crisis.
La asamblea anual, que reunió a cerca de 5000 representantes de 184 países, concluyó ayer en medio de severas medidas de seguridad, por las amenazas de protestas antiglobalización.
El presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, reclamó a los países más desarrollados a "actuar cuanto antes" para desactivar los subsidios agrícolas. "Son del orden de los 1000 millones de dólares diarios, representan un derroche de recursos y perjudican seriamente las oportunidades de los países pobres de invertir en su propio desarrollo.
"Sabemos que los obstáculos que los países ricos ponen al comercio son demasiado penosos. Pues entonces pueden bajar los aranceles y reducir los obstáculos no arancelarios, que suelen no ser otra cosa que proteccionismo encubierto", sostuvo Wolfensohn en su discurso de cierre de los debates anuales.
El titular del Banco Mundial les dijo a los países ricos que "aprovechen la reunión de la Organización Mundial del Comercio en Cancún, en 2003, para contraer compromisos firmes al respecto, aunque los exhorto a actuar antes".
También les hizo recomendaciones a las naciones en desarrollo. "Deben continuar fortaleciendo su capacidad, la gestión del gobierno y las instituciones, impulsando reformas jurídicas, judiciales y financieras e invirtiendo en las personas.
"Deben centrarse más -señaló- en los resultados: supervisar los efectos y gestionar los programas de manera que se puedan conseguir los objetivos del crecimiento y de la reducción de la pobreza", destacó.
Expresó que sus reclamos -que incluyeron una exhortación a cumplir los compromisos de aumentar la ayuda para los países más postergados- apuntan a conseguir un mundo más equitativo. Es "insostenible" que el 15 por ciento de la población controle el 80% de la riqueza que se genera en el planeta, expresó. A su turno, Köhler dijo que los países saben qué hacer en caso de mayores signos de debilidad en la actividad económica. “La política monetaria debe ser la primera línea de defensa mientras las previsiones de inflación sigan controladas”, dijo el titular del Fondo.
“Nuestra preocupación inmediata debe ser fortalecer la economía global. Hay claramente un número de riesgos e incertidumbres, pero debemos protegernos de un pesimismo excesivo; hay aún buenas razones para esperar que la recuperación continúe”, dijo Köhler.
El secretario del Tesoro, O’Neill, sostuvo que el mecanismo de reestructuración de las deudas, que recobró impulso al recibir el respaldo del comité financiero y monetario del FMI, no debe perseguir “hacer más fácil o más probable la suspensión de pagos, sino simplemente hacer las reestructuraciones de una manera más ordenada y predecible en caso de que estas se lleven a cabo”.
“Si existe la posibilidad de una financiación ilimitada para ayudar a los países a salir de sus problemas, hay poco para motivar a los responsables políticos a tomar las medidas duras necesarias para la estabilidad y el crecimiento sostenido”, dijo O’Neill, que al comienzo se opuso a la creación de un mecanismo a nivel internacional parecido al de bancarrota en el sector privado.
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