Sin financiamiento e inversión no hay comercio exterior

10deOctubrede2002a las08:11

Básicamente, porque el financiamiento y la inversión son el doble de importantes que el tipo de cambio para explicar la performance exportadora. Por más alto que esté el tipo de cambio, sin financiamiento no hay comercio exterior.

De allí que no se comprenda por qué no se establece una política explícita para remover los propios efectos autocancelatorios de un redespliegue exportador que están implícitos en el modelo de control de cambios elegido y su efecto en los mecanismos de financiación e inversión exportadora.

Y aquí podemos plantear otra propuesta: ¿por qué se mantiene un sistema de control de cambios que tiene efectos negativos, entre los cuales se señalan reducción del potencial exportador (más dólares) y límite de generación de crédito?

Esta pregunta es pertinente, sobre todo porque el ministro de Economía afirmó recientemente, en una entrega de premios a empresas exportadores, que el financiamiento del comercio exterior es un paso crítico al que hay que buscarle soluciones no tradicionales. Entre éstas, la constitución de fideicomisos financieros capaces de proveer recursos a empresas nacionales de proyección exportadora.

Hay al menos diez fideicomisos en marcha, tanto de bancos públicos como privados. Algunos, como el del Banco de Inversiones y Comercio Exterior (BICE), en un grado muy avanzado.

Sin embargo, el modelo de control de cambios del Banco Central impide el desarrollo de estos fideicomisos financieros. E incluso de otras iniciativas como los depósitos especiales de exportación (DEX), pues también existe como potencial movilizable 5000 millones de dólares en los "colchones".

Reprimiendo su canalización hacia la inversión, se induce la paradoja de tener activos que no puedan transformarse en capital productivo. Recordemos que por cada puesto de trabajo directo en la exportación, se crean cuatro puestos de trabajo adicionales, que las exportaciones están en condiciones de convertirse en el motor de nuestra economía, y que no habrá otro origen de divisas que las que se consigan colocando nuestros productos en el mercado internacional.

Pretender que el financiamiento de esa colocación se haga en pesos es simplemente desconocer las exigencias de la ecuación exportadora. Las exportaciones se financian en relación con un producto valuado en dólares y luego traen al país dólares.

En su cerrojo actual, el BCRA parece preferir que el ahorro argentino siga en el colchón o directamente sin destino (como les pasa ahora a los fondos que manejan las AFJP) en lugar de movilizar la producción nacional.

En su lugar, el BCRA debería tener el talento suficiente como para proteger la estabilidad monetaria y, a la vez, alentar una actitud multiplicadora de talentos.

La experiencia de similares controles de cambio ha sido parte de lo que se denomina "la máquina de impedir".

El mundo ya descubrió la diferencia entre el control destructivo y los controles no destructivos. Por ejemplo, hay otros modelos de control de cambios como el chileno, que no traba el redespliegue exportador. También hay que implementar los DEX, que son la base que garantiza la efectividad del sistema.

Hay que elegir y ayudar a que se elija la respuesta creadora de futuro y empleo. El BCRA debe cambiar su estrategia o se seguirá perfeccionando la "maquina de impedir" con medidas cada vez más inútiles y costosas.

Nicola Da Cusa, el pensador florentino del Renacimiento, presentó la fórmula "conciliación de opuestos". En vez de pensarse: control de cambios versus exportación, hay que pasar a un control de cambios inteligente pro exportador. Y eso es posible. El resultado será más dólares, y no menos dólares, que es la opción elegida actualmente.