En el campo, la bolsa o la vida.
Que el principal rubro de la economía argentina, como es el complejo cerealero-oleaginoso, crezca en volumen un 20% en un año es una hazaña...
Que el principal rubro de la economía argentina, como es el complejo cerealero-oleaginoso, crezca en volumen un 20% en un año es una hazaña. La cosecha saltó de 70 a 83,5 millones de toneladas, un récord impensado, cuyo primer efecto es arrimar el bochín a las 100 millones (una meta que parecía fantasiosa el año pasado) mucho antes de lo esperado.
Esto obliga a reaccionar también con mucha mayor urgencia por la cuestión de la infraestructura, que colapsó totalmente esta temporada. No hay camiones, las rutas y los caminos están imposibles (por tráfico y por estado de mantenimiento), y el recibo en los puertos está acotado. Y nos lleva a pensar también en qué hubiera sucedido, y qué podría suceder de aquí en más, si no hubiera sido por el descubrimiento del embolsado de granos como una alternativa para almacenar la cosecha.
No es un invento argentino, es cierto. El embolsado de granos nació después que el de forrajes. Pero ya en los años 80 tempranos AgBag, la compañía de Portland (Oregon, noroeste de los EEUU), que lideraba el mercado de embolsadoras para ensilar pasto picado, tenía un aparato para almacenar granos. Como en los Estados Unidos sobra capacidad de silos, nunca funcionó comercialmente.