Pase usted, señora vaca
El bienestar animal no es una cuestión sólo ética. Tratar bien a la hacienda genera altos retornos económicos.
Si el animal sufre estrés, golpes o heridas de cualquier tipo, su carne no será tan tierna ni sabrosa. Así de simple es la ecuación que permitió medir en Uruguay, por ejemplo, una pérdida de alredor de US$ 30 por cabeza. "Y tal medición es homologable con la Argentina", dijo a Clarín Rural Víctor Tonelli.
¿Y qué le gusta al ganado? Pues, juntarse, porque viven en manada; y fugarse, porque huyen de los humanos, ya que no son animales de ataque, sino de fuga. Atacarán cuando no les quede más remedio, para defenderse o cuando no tengan escapatoria, aislados o encerrados en el toril.
El bienestar animal se conecta en forma directa con la calidad de la carne y las ganancias de los productores y de la cadena que finaliza con el producto en la góndola de consumo. En una carrera por disminuir costos y atornillar la fidelidad de mercados cada vez más exigentes.