La mesa está servida

En los últimos años, ante el avance de la soja y al ponerle un valor al capital tierra, los productores tamberos se han visto obligados a aumentar las cargas y a crecer en producción en litros por vaca para hacer rentable la actividad.

10deOctubrede2009a las08:11

Esto ha hecho que la dependencia de las reservas para producir leche sea cada vez mayor, en detrimento de la participación del pasto.

Es así que estamos viendo cómo año a año aumenta en forma espectacular la cantidad de silo de maíz que hacen los tambos como reserva y este recurso ha pasado a ser hoy el principal y a veces el único voluminoso que comen las vacas lecheras durante todo el año en muchísimos campos.

Esta situación puede traerle cierta tranquilidad al productor, al saber que cuenta con reservas para trabajar con altas cargas pero, en muchos casos, se ha caído en excesos en lo que hace a la participación del silo de maíz en las dietas, porque, como todo ingrediente a usar en la alimentación de rumiantes, el silo de maíz tiene sus pros y sus contras.

Entre los puntos a favor está la excelente cantidad y calidad de fibra que aporta, su alto valor energético y palatabilidad, así como también el hecho de producir una gran masa de forraje en un muy corto período de tiempo. Entre los puntos en contra está su muy bajo contenido proteico (sólo un 8 %) y en consecuencia su "pobre potencial" movilizador de litros o poder lactógeno.