Los efectos del fuego obligan a modificar el manejo de la cría
Productores reagruparon la hacienda y suministran forraje.
Miriam Soria y Sergio Ferreyra son la muestra más representativa del productor ganadero del norte de Córdoba. Ubicados en el paraje Todo los Santos, sobre el pie de sierras en la zona de Ongamira, el suelo, la topografía y el recurso forrajero no les permite hacer nada más que una cría que habían logrado tornar eficiente con el correr de los años. La agricultura sólo tiene reservado un pequeño lugar para las avenas y algunas otras forrajeras implantadas.
Ambos, con 250 cabezas, integran el segmento mayoritario de los ganaderos radicados en los departamentos Colón, Totoral, Ischilín, Tulumba y Río Seco. De acuerdo con las cifras de estratificación que maneja la Sociedad Rural de Jesús María, a partir de la campaña de vacunación contra la aftosa, de los 2.959 productores que hacen ganadería en esa región, 2.550 tienen un rodeo bovino con menos de 250 animales.
Con la sequía, fuego. Como sino fuera suficiente tener que soportar el bajo precio del ternero y la restricción de pasto natural que imponía la sequía, la naturaleza los volvió a poner a prueba hace 15 días. Un rayo que cayó sobre el Cerro Negro, a ocho kilómetros al norte de sus establecimientos les consumió buena parte de sus hectáreas y el poco pasto natural que quedaba. A Miriam Soria le quemó 350 hectáreas y a Sergio Ferreyra 400, incluidos cinco mil metros de alambrado. Si bien aún no pidió ningún presupuesto, llegó a sus oídos que el kilómetro de perímetro nuevo tiene un costo de 10 mil pesos. Una inversión que para concretarla va a tener que contar con algún tipo de ayuda financiera.
Producción en emergencia. El fenómeno devastador ha obligado a los productores a replantear de manera urgente el modelo de producción.