Carne vacuna, en una encrucijada

El eventual "agotamiento" de la demanda doméstica requiere la urgente remoción de todas las restricciones a la exportación de carne.

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23deMayode2014a las07:59

La producción vacuna argentina se vuelve a encontrar entre la espada y la pared. Por un lado, porque ante el eventual "agotamiento" de la demanda doméstica que se prevé para los próximos meses requiere la urgente remoción de todas las restricciones que impiden una mayor exportación de carne, que compense la caída interna y, por el otro, por el temor de las autoridades locales ante cualquier suba en los precios, especialmente de los productos de primera necesidad (como la carne), que creen les complicaría adicionalmente, la inflación.

El caso es que si no se puede volver a exportar lo más probable es que en los próximos meses la ganadería local salga de su actual nivel de casi estancamiento para volver a los niveles de liquidación que caracterizaron el 2009/10, y que implicaron la pérdida de cerca de una cuarta parte del rodeo nacional (unos 10-12 millones de cabezas). 

Para el análisis hay datos que son clave. Por ejemplo, hoy el país se encuentra en uno de los niveles de ingesta de carne más alto que se tenga memoria, por encima de los 130 kilos por habitante y por año (lo que incluye unos 65 kilos de carne vacuna, y 11 kilos de cerdo, además de pollo y otras especies menores).

Al mismo tiempo, está en el piso histórico de exportación: según el especialista Ignacio Iriarte, apenas el 1,8% del comercio mundial, y por debajo del 6% de la producción de carne vacuna doméstica.

También, el titular de Informe Ganadero destaca que, respecto al precio de la carne al mostrador, hoy el productor ganadero tiene una de las participaciones más bajas de la historia con alrededor del 24%, contra el mínimo del 18% de fines del 99 (en las postrimerías de la era de Carlos Menem), y el máximo del 34% en 2002 "en plena devaluación que terminó con la convertibilidad", asegura.

A pesar de esto, los ganaderos apuestan al futuro de la actividad, entre otras cosas, por el mantenimiento de las muy buenas condiciones internacionales, con precios que están muy sostenidos y que mantendrán esa tónica.

Según datos internacionales, esto se debe al mayor crecimiento de la demanda respecto de la oferta (más de 1 punto de diferencia), lo que llevará a que el comercio mundial de carne suba más de 2 millones de toneladas llegando a superar los 10 millones de toneladas mundiales durante la próxima década. En este sentido, el USDA (Departamento de Agricultura de los Estados Unidos) proyecta que el consumo mundial de carnes crecerá a una tasa del 1,9%, con una expansión del comercio mundial de carnes del 22% hacia 2023.