Hidatidosis: nuevas herramientas para su control
La incorporación de la vacuna recombinante EG95, como herramienta de control en los hospederos intermediarios.
En el futuro será erradicable.
La hidatidosis es una zoonosis controlable y en el futuro será erradicable. El ciclo del parásito se conoce desde el año 1853 y fue en el transcurso del año 1864 que se inician campañas de educación sanitaria y control de faena con el fin de poder prevenir esta enfermedad. En el año 1890, se iniciaron las desparasitaciones caninas programadas con un tenífugo y a partir del año 1975 se incorporó el tenicida praziquantel.
En Argentina, en 1908, un decreto presidencial planteó medidas de prevención y control. En la década del 70 se inician los Programas de control de Hidatidosis en Neuquén y Tierra del Fuego y, a partir del 80, en Chubut y Río Negro.
En Perú, en 1974, se inició el control de hidatidosis, mediante un programa piloto en el área geográfica de la SAIS “Tupac Amarú”, con desparasitación diagnóstica canina, inspección sanitaria de vísceras en los mataderos y encuestas serológicas y radiográficas en el hombre.
A pesar de los esfuerzos de los distintos organismos involucrados, luego de cuarenta años, la hidatidosis sigue siendo en Argentina y Perú, un serio problema socioeconómico, que afecta la salud de los pequeños productores rurales, coincidentemente la población campesina más pobre y necesitada.
Es considerada por OPS/OMS, como una de las zoonosis desatendidas en las poblaciones postergadas. En Argentina y en Perú, los ministerios de Salud reportan altas tasas de hidatidosis quística, lo que la ha transformado en la zoonosis con mayor cantidad de casos.
En Argentina se establecieron 10 áreas endémica, distribuidas en todo su territorio, principalmente donde los pequeños productores crían ovinos, caprinos y llamas.
Con la educación sanitaria de la población expuesta, el control de faena y la desparasitación periódica canina, teniendo al perro como actor principal, se logró erradicar la hidatidosis en ámbitos insulares, como Islandia, Groenlandia, Tasmania y Nueva Zelanda, pero en áreas continentales de Sudamérica no pudimos repetir estos logros.
Lamentablemente se siguen enfermando ovinos, caprinos, llamas y otros rumiantes, afectando la economía ganadera y manteniendo la oferta de quistes hidatídicos para perpetuar, el ciclo de la hidatidosis, así se siguen enfermando niños, en Argentina, y en otras regiones del mundo. Niños y ganado nacidos luego de implementar medidas de control, que implica tener el conocimiento epidemiológico de la enfermedad y fundamentalmente luego de disponer de herramientas de control como el antiparasitario praziquantel (1975) y la vacuna EG95 (2011).
La EG95 en rumiantes menores
El Laboratorio de Parasitología Molecular de la Universidad de Melbourne, en Australia, el Centro de Investigación Animal de Nueva Zelanda, el departamento de Zoonosis y el Departamento de Investigación en Salud del Ministerio de Salud de Chubut, el Centro Regional de Investigación y Desarrollo Científico Tecnológico (CRIDECIT) de la UNPSJB, han desarrollado y evaluado la vacuna denominada EG95 para proteger de hidatidosis a los rumiantes menores (ovinos y caprinos) y también a otros hospedadores intermediarios como los bovinos, porcinos y camélidos sudamericanos. Los técnicos e investigadores de Australia, Nueva Zelandia y Argentina han logrado una herramienta nueva, una estrategia nueva y un concepto nuevo, en el control de hidatidosis.
Se realizaron ensayos en estudios experimentales multicéntricos, controlados y aleatorios en Australia, Nueva Zelandia, China y Argentina. Los resultados de potencia de la vacuna recombinante en ensayos a campo realizados fueron similares y concluyentes, con protección logradas en los animales vacunados respecto a los controles, entre 83% y 99%, para los ensayos con dos dosis de vacuna EG95.
Ensayos realizados en China y en Argentina con animales que recibieron dos dosis de vacunas, con 1 mes de intervalo, y luego desafiados a los 6 y 12 meses posteriores, se logró una protección entre el 82 y 97%. En ensayos realizados en Argentina con una sola dosis y el desafío realizado a los 5 y 12 meses, se logró un 82 y 85 % de protección. En un ensayo realizado en Argentina con 3 dosis se logró una protección del 100%. La tercera dosis logra un nivel más alto de anticuerpos y una mayor protección. Esta inmunidad podría mantenerse por un período prolongado.