Tamberos bajo presión: el factor clave y también descuidado de la lechería

Según el sondeo de Aacrea, el personal de los tambos encuentra su tarea muy sacrificada, con poco bienestar por viviendas y accesos deficientes.

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Una de las pesadillas de los tamberos: sacar la leche del ordeño por caminos inundados.Foto:Archivo/Santiago Hafford

Una de las pesadillas de los tamberos: sacar la leche del ordeño por caminos inundados.Foto:Archivo/Santiago Hafford

08deFebrerode2016a las09:14

El perro se muerde la cola. La lechería también. La crisis de precios que atraviesa se volvió el problema urgente a resolver. Todas las energías del sector están puestas allí.

El riesgo que se corre en esta situación es que se sigue desatendiendo un problema estructural que afecta la sustentabilidad del negocio en el mediano plazo. Los recursos humanos son el talón de Aquiles de los tambos, tanto los familiares como los más empresarios.

"La lechería está en serios problemas. Pero no tanto por el precio de la leche que es un factor importante pero que va y viene, con sus subas y bajas. La continuidad de los tambos está en peligro porque su base de sustentación se encuentra muy afectada. Es el factor humano al que hay que atender de manera urgente" razona Eugenio Scala, director de Estrategia Sectorial Lechera del Ministerio de Agroindustria.

A lo demandante que es la tarea del tambo, casi sin treguas y con pocos descansos, hay que sumarle las dificultades para acceder a viviendas en buen estado, las distancias y caminos en mal estado y la falta de claridad en materia contractual y legal. A esto se debe agregar que el proceso de intensificación que se viene dando en los tambos termina por agudizar los problemas porque multiplica los procesos y las demandas de tiempo laboral.

Para estudiar a fondo esta problemática, los grupos CREA tamberos realizaron una encuesta a 1184 operarios de explotaciones y a 138 empresarios lecheros de todas las cuencas de la pampa húmeda. A estos dos grupos les realizaron 54 y 30 preguntas respectivamente.

Los resultados pintan un cuadro hasta ahora poco conocido. Como por ejemplo, que la mitad de los tamberos tiene menos de 30 años y que casi el 70% vive en el establecimiento donde trabaja y de estos el 70% lo hace junto a su familia. De estos últimos casi la mitad tiene hijos en edad escolar. Esta información establece claramente como las cuestiones ligadas a la familia y a la escolaridad juegan un rol muy significativo en los tambos que no siempre son tomadas en cuenta.

Cuando al personal se le preguntó cuáles son los aspectos que más les disgustan de su trabajo, el barro y la lluvia lideraron las menciones y le sacaron una buena ventaja al resto.