Crisis lechera: no toda la culpa es de un sector

“Atribuir todas las culpas de la crisis lechera a un solo sector me parece un diagnóstico facilista que no ayuda a comprender la dimensión del problema”

Lo dijo Luciano Di Tella, empresario lácteo y ex director nacional de Ganadería y Lechería de la Sagpya.

Lo dijo Luciano Di Tella, empresario lácteo y ex director nacional de Ganadería y Lechería de la Sagpya.

23deMarzode2016a las08:55

La crisis lechera argentina también la viven tamberos de las principales naciones agropecuarias del mundo. No fue la primera. Tampoco será la última. Pero los que la sufren –o la sufrieron– comparten el sentimiento de desesperación que otros empresarios del sector agropecuario no suelen comprender (un agricultor, por más golpeado que esté, tiene repechaje; un ganadero tiene un margen de maniobra mucho mayor ante una crisis de ingresos).

En 2002 Luciano Di Tella estuvo ahí

Fue parte de las movilizaciones tamberas de protesta. Y eso lo llevó a crear posteriormente una industria en la localidad de Navarro (Lácteos Yatasto) que comercializa leche fluida, yogur líquido y postres en el conurbano bonaerense; la firma integra la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas (Apymel). En 2009 fue director nacional de Ganadería y Lechería de la entonces Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca conducida por Carlos Cheppi.

“La crisis actual tiene una similitud con al del 2002, que es producto también de una devaluación y que en una visión ingenua se consideró que la misma resolvía el problema de todos los sectores con matriz exportadora”, comenta Di Tella.

“Pero que en la práctica una devaluación no siempre resuelve los problemas porque a veces los movimientos de precios relativos se dan a velocidades distintas; lo que pasó ahora, tal como sucedió en 2002, es que el precio del maíz subió muy rápidamente, mientras que productos con cadenas más complejas demoran más en ajustar. Eso genera una desfasaje muy grande”, añade.

¿Qué aspectos son comparables de ambas crisis?

LDT: Al igual que en 2002, veníamos de una situación difícil, porque entonces había un exceso de producción nacional con un mercado internacional muy débil. Esta devaluación nos agarra después de una primavera con muchos excedentes que no se colocaron ni en el mercado interno ni en la exportación; esos stocks contribuyeron a inmovilizar buena parte del capital de trabajo de la industria, que no tiene margen para recomponer precios y, además, como la mayor parte de la demanda está en el mercado local, tampoco es fácil trasladar ajustes de precios a los consumidores argentinos, que están golpeados por la inflación.

¿Dónde estaría la solución del problema? En la cadena láctea, cuando aparece una crisis, se empiezan a disparar unos contra otros en lugar de buscar consensos.

LDT: Está claro que la crisis lechera es muy grave. Pero tratar de asignar la culpa a un solo sector es un error. Las culpas son compartidas; existe un problema de eficiencia del sector primario, dado que no alcanzamos los niveles potenciales de productividad por hectárea y que tenemos costos más altos que los que deberíamos tener. El sector industrial es ineficiente; no hemos invertido en los últimos años en automatización o en el lanzamiento de productos novedosos y tiene además un costo laboral muy elevado. Y por último el sector comercial, que creo que está concentrado y se apropia de un porcentaje del margen de comercialización que algunos creemos que es exagerado, aunque el sector se defiende diciendo que también tiene costos muy elevados. Pero si todos tenemos un problema de costos y al final nos encontramos con un mercado internacional que paga muy poco, obviamente nos chocamos todos contra la pared. Cada sector tiene sus propios problemas y es necesario entender cada uno de ellos y analizar la soluciones posibles. El sector primario, además de la baja productividad por hectárea, tiene un problema de estructura de propiedad, management y trabajo. En otros países el dueño de la tierra es que el ordeña las vacas.