Huevos: una producción que todavía resiste
El negocio continúa estable de la mano de un mayor consumo en el mercado interno, pero los altos costos complican a la exportación.
|Reintegros y una nueva política impositiva son necesarios.
Como todas las producciones más intensivas, la ovicultura tampoco lo está pasando demasiado bien en la Argentina de hoy.
A pesar de la eliminación de las restricciones cuantitativas al comercio y el sostenimiento de la demanda de consumo interno, que llevó al país a un lugar destacado con una ingesta per cápita de unos 280 huevos/año (unos 18 kilos por habitante), la actividad enfrenta hoy duros desafíos.
En este contexto, la celebración de la semana mundial de este alimento, considerado como uno de los más nutritivos, resulta localmente un tanto anacrónica, en especial considerando que el supuesto objetivo oficial, al menos en los discursos, es apuntar a la agregación de valor, al mayor proceso sobre todo en zona, y a apuntalar rápidamente la generación de mano de obra y las exportaciones.
Sin embargo, no es lo que está sucediendo. Al contrario.
La sumatoria de inflación, aumento en los costos de producción, costos laborales crecientes, sinceramente de tarifas, junto con el mantenimiento de la presión impositiva y los renovados inconvenientes para exportar al retomarse la suba del famoso "costo argentino", acorralan a la producción de huevos que, si bien se da en distinta medida en casi todas las provincias, se concentra especialmente en Entre Ríos (24%) y Buenos Aires (41%), seguidas por Córdoba (7%), Mendoza (7%) y Santa Fe (7%).
La producción se fue ampliando, con la expectativa de llegar, al menos, a 7% de colocaciones en el exterior, pero las expectativas de un dólar competitivo tras la devaluación se fueron diluyendo, inflación mediante, mientras el recorte de retenciones al maíz, que quedó en 0%, y a la soja al 30%, sumado al aumento en las cotizaciones del cereal de los primeros meses del año, fueron frenando las exportaciones.