Nueva Zelanda promueve el intercambio lechero con Argentina
“No tenemos gente suficiente para trabajar en los tambos”, expresó como una problemática la embajadora de esa nación que encuentra en nuestro país recursos fundamentales.
En Nueva Zelanda, la lechería y el turismo son las actividades fundamentales.
La semana pasada, en el marco del Simposio del Plan Más Leche de La Serenísima, se hizo foco en la realidad neozelandesa, como ejemplo para la lechería mundial y sus necesidades como alternativa para repensar nuestra realidad.
“Las dos naciones somos agroproductoras de alimentos, por eso tenemos mucho en común”, comenzó enunciando Raylene Liufalani, embajadora neozelandesa en Argentina.
“Desde la Embajada y para mí como diplomática gran parte de lo que hacemos es generar proyectos, profundizar las conexiones y las formas de cooperar entre Argentina y Nueva Zelanda, por un beneficio mutuo basado en compartir experiencias para el sector lechero”, tanto en el ámbito de la producción primaria, como en el industrial, ya que del otro lado del globo la tecnología ya ayuda a encontrar más soluciones que aquí para superar los desafíos.
“Nosotros salimos a contar las historias de Nueva Zelanda. No decimos que sean perfectas, pero son nuestras y creemos que en eso los tamberos argentinos se pueden ver reflejados, además de favorecer el intercambio, las visitas entre productores, que incluso llevaron a comienzos de este año a un grupo de neozelandeses hacia el sur de Chile”, para entender la forma de producir en esta parte del mundo y donde se vinculan acciones e inversiones que tienen origen en Oceanía.
Liufalani explicó a Agrofy News que “en un ambiente de habla hispana nos sirve ver de cerca cómo funcionan los mismos sistemas que tenemos nosotros en Nueva Zelanda, de una manera muy establecida, pero apuntando siempre a la gente joven. Para poder hacer el intercambio nosotros tenemos un esquema exitoso de becas con respecto a Argentina, a través del cual cientos de jóvenes de este país nos visitan cada año, con lo cual los impulsamos a trabajar en los tambos y campos neozelandeses”. Esto es porque “no tenemos gente suficiente para trabajar en los tambos, a través de lo que encontramos que los profesionales que van de aquí para allá regresan y comparten esas experiencias y formas de trabajo para entender que mutuamente se pueden encontrar soluciones a los problemas de cada país”.