Brasil, Uruguay y Nueva Zelanda, como ejemplos de ordenamiento de la cadena láctea
En el Outlook 2020 de la lechería, se repasaron alternativas de ordenamiento que pueden ayudar a entender un camino para el sector en Argentina.
El segundo tramo de la primera jornada del 4º Outlook de la Cadena Láctea organizado por la Fundación del Plan Estratégico de la Lechería (FunPEL) mostró tres casos referentes de ordenamiento sectorial que siempre son mirados por Argentina.
Valter Bertini Galán, socio del sitio MilkPoint, comenzó haciendo un balance de los valores internacionales de los lácteos, de las ayudas que algunos gobiernos hicieron al sector para sostener la actividad, donde Japón, Estados Unidos y Canadá lideraron esa secuencia en aportes económicos.
Con una contracción en todos los mercados, “para 2021 hay mucha incertidumbre sobre la recuperación y la demanda”, aunque destaca un sostenimiento de la producción.
En lo que va del año, el 27 por ciento de las exportaciones de lácteos argentinos se destinaron a Brasil, siendo este el principal comprador. Esta importancia hace que miremos con atención el crecimiento de la producción propia que tienen nuestros vecinos, que aún sostienen una importación del 52 por ciento para abastecer la demanda interna.
Los cambios en el consumo brasileño mostraron un crecimiento del 5,3 por ciento, apuntalado por ayudas oficiales durante la pandemia.
Para los productores los valores por litro llegaron a los 40 centavos de dólar por litro, con costos de producción entre 28 y 30 por ciento. Del mismo modo, los precios internos de la leche entera en polvo treparon a cuatro mil dólares la tonelada.
El Conseileite, un sistema de generación de precios para el productor que tienen varios estados en Brasil, relaciona el precio de los productos lácteos en las góndolas con lo que recibe el tambero.
La apreciación del valor primario genera expectativas positivas en Brasil, es lo que manifestó durante su exposición en este congreso virtual en el que Agrofy News es media partner.
Desde Uruguay
Productor con cuarenta años de experiencia y líder de una empresa tambera familiar, Alvaro Lapido, es presidente del Instituto Nacional de la Leche en Uruguay desde hace cuatro meses. Este organismo comenzó a conformarse en 2005, tiene base en una ley y consenso entre las 14 gremiales lecheras para su creación definitiva en 2008, como una red pública y privada.
Uruguay exporta a 60 mercados en el mundo el 71 por ciento de su producción y tiene 20 mil personas involucradas en la cadena láctea de forma directa.
“Inale le puso números al sector, con conocimiento”, siendo los productores los que más facilitaron la información en un principio y luego con un acuerdo de confidencialidad en las industrias, para poder comparar datos e indicadores. Dos representantes de los productores, dos de las industrias, uno de las queserías artesanales, por el sector privado conforman el Consejo junto a cuatro representantes estatales, de Industria y Energía, Relaciones Exteriores, Economía y Finanzas; y Agricultura. La gobernanza da lineamientos a un equipo técnico que intenta articular y solucionar los temas que una vez por mes se tratan en reuniones, sobre el sector primario, industrial, comercial o logístico.
El financiamiento es estatal y está dado por el tres por mil del total exportado y vincula a las gremiales, a los institutos de investigación, a los gobiernos locales, entre otros.
“Uno puede tener institucionalidad, pero si no tiene llegada con el Gobierno de nada sirve tener buenos equipos” entiende Lapido que trabaja “para recomponer este negocio” con un fuerte impulso de la transferencia tecnológica.