Innovación láctea: desde el tambo robótico más grande del mundo hasta un sistema de ordeño de 24 horas al día
Interesantes ejemplos de una amplia región a tener en cuenta para que cualquier tambo sueñe con la expansión.
Por cuarto año consecutivo, la Bolsa de Comercio de Rosario, junto al Grupo Chiavassa y Adecoagro organizan el Congreso Internacional de Innovación Láctea. Mostrando otras miradas y estrategias para la producción se intenta motivar, entre ayer y hoy, a una cadena esencial.
Con gran cantidad de asistentes virtuales y un fuerte apoyo de sponsors que aportan fondos para la transformación de materia prima en leche envasada que sirva para proveer al Banco de Alimentos de Rosario de un artículo fundamental para la nutrición.
La solidaridad es sabida por parte del sector agropecuario argentino y con este tipo de eventos encuentra una justificación concreta. Además de colaborar, se propuso generar en dos jornadas un encuentro para mirar de otra manera a la producción lechera.
Esa agenda comenzó el miércoles con interesantes ejemplos de una amplia región a tener en cuenta para que cualquier tambo sueñe con la expansión, en su escala adecuada, pero con motivaciones muy concretas, sobre una base de disertación dada por casos puntuales de “empresas B”, las que tienen certificación de desempeños en lo social y ambiental.
En Adelia María
María Pía Bonamico fue la encargada de recorrer el establecimiento de su familia. Con soporte en un video se pudieron ver las instalaciones de IMBO Agropecuaria, que produce leche, carne, granos y forraje en 1800 hectáreas de cultivos, siendo sólo el 30 por ciento en tierra propia.
Con 660 vacas en ordeño y 34 litros diarios en promedio por animal, la mitad se trabaja en un tambo tradicional en dry lot, mientras que el resto se produce en un compost barn con ordeño voluntario, a partir de la instalación de seis VMS con un diseño modular en dos alas, que permiten diferenciar el trabajo entre vacas y vaquillonas, con la proyección de seguir avanzando en más módulos con robots.
La empresa fue concebida por dos hermanos, hace 38 años, hoy desarrollada por “una familia empresaria”, luego de haber trabajado durante dos años para lograr una continuidad, de la mano del coach, Carlos Peñafort, para mejorar la vinculación, la interacción con los diferentes equipos de trabajo y con grupos de apoyo, siempre con la intención de incorporar gente joven.
“Tratamos de ver a la empresa como un conjunto, una integración y con la sinergia para conseguir una economía circular, donde la tecnología ayuda a generar el cambio”.
Con una tarea basada en la búsqueda del desarrollo de todos los integrantes de la familia dentro de la empresa y de sus trabajadores con compromiso, entusiasmo e ilusión como misión, sumando la generación de rentabilidad, el cuidado de recursos y la ética comercial, sobre valores como el trabajo, la confianza, la responsabilidad, la ética, la integridad, la unidad y la resilencia.
Esto genera la base de un objetivo claro a 2025, con procesos de responsabilidad social empresaria que aportan un valor diferencial. Se apunta a la profesionalización del equipo, no solamente en lo académico, sino en mejorar los márgenes en la labor diaria, permitiendo incorporaciones de otras disciplinas, para que la empresa abarque otras áreas que antes no contemplaban.
Desde los orígenes, la empresa ha tenido una red de relaciones con otras sociedades e incluso la interacción con CREA y Aapresid, que permitió superar de mejor manera el desafío de la pandemia y continuar avanzando en la definición de variables de negocios en cada una de las actividades productivas.
A partir de flushing, el lavado de los corrales de espera u ordeño, permite generar una reutilización del abono animal. También reutilizan el agua de lluvia, por el escurrimiento del techo del galpón donde están los animales, que se deriva a un aljibe de dos millones de litros que permiten dar agua a los animales, pero también se emplean en el lavado de equipos.