Ante las nuevas cepas de peste porcina africana, ¿cómo reacciona el mercado cárnico?

Los altos precios internos de la carne de cerdo en China producto del faltante ocasionado por la enfermedad, reducen la diferencia de precios contra la carne vacuna

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Ante las nuevas cepas de peste porcina africana, ¿cómo reacciona el mercado cárnico?
05deAbrilde2021a las12:46

A pesar de la aparente velocidad con la que China venia superando la crisis de la Peste Porcina Africana (PPA), detectada por primera vez en 2018, la detección de nuevos brotes de la enfermedad durante los últimos meses parecieran ser solo una parte de lo que verdaderamente sucede en el interior de las granjas, planteando el interrogante acerca de cómo el mundo podrá responder hoy ante una eventual crisis como la ocurrida tres años atrás.

En este sentido, la foto que observamos en enero respecto de las promisorias proyecciones publicabas el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) en su informe semestral sobre el mercado de carnes, hoy debemos leerla con mayor cautela. En efecto, el mismo organismo ha debido revisar semanas atrás esta previsión, corrigiendo el volumen de importaciones de carne que demandaría China en 2021 pasando de 8,3 a 8,5 millones de toneladas totales, entre los tres tipos de carne -cerdo, pollo y vacuno-.

 

Desde el mismo Ministerio de Agricultura chino, informan que estos brotes responden a una variante de la cepa original que al parecer es menos letal que la anterior, pero de mayor contagiosidad. A su vez, resulta más difícil de detectar por parte de los granjeros por lo que su diseminación sin una vacuna efectiva, resulta inevitable.

Según reconocen los propios funcionarios asiáticos estos nuevos brotes se generaron por un relajamiento de los controles sumado a un hecho más grave como es el comercio ilegal de vacunas falsas contra la PPA. Según informan, la aparición de estas vacunas apócrifas es lo que terminó lanzando al mundo nuevas variantes de la peste que se suman a las mutaciones naturales del virus, siendo más difíciles de diagnosticar que las del virus original.

En definitiva, dado que aún no existen vacunas oficiales comerciales disponibles para curar o prevenir la enfermedad, la contención de la peste sigue dependiendo principalmente de una detección temprana del virus y sacrificio de los animales infectados, algo que desacelera sus perspectivas de recuperación de la producción.