Leche en góndola: el reclamo "urgente" de la industria láctea al Gobierno
El titular del Centro de la Industria Lechera repasa la actualidad de un sector clave de la economía
Si bien enero históricamente es un mes que suele ser de descanso, en un país como Argentina hay que seguir activo porque todo puede suceder, y cada año se confirma que así es. Siguendo un poco este encuadre, Ercole Felippa, el titular de la cooperativa láctea Manfrey y también presidente del Centro de la Industria Lechera (CIL), sigue en marcha y evaluó con Agrofy News la actualidad del sector en este inicio de 2022.
“Siempre cuando analizo al sector no lo hago de forma individual por eslabones, sobre todo por la relación entre la producción primaria y la industria, por mi caracter de productor y también desde una empresa”, comienza diciendo desde Freyre en la provincia de Córdoba.
“Es cierto que cerramos un año con aumento de producción, después de un 2020 que ya había tenido un crecimiento. Los números que tenemos nosotros como cámara son positivos, pero son un poquito menor a las cifras oficiales. Estamos cerrando un año con 2,5 por ciento arriba, frente a 3,8 por ciento de mayor producción, según lo plantea el Ministerio”, explica.
Con un clima que fue tornándose más seco, perjudicando la producción, “los precios en el tambo, ante la inflación, terminaron siendo mayores, subiendo un 70 por ciento frente a un costo de vida del 50 por ciento. Aún con esos aumentos no se llegó a la relación histórica de un litro de leche, dos kilos de maíz”.
Felippa entiende que “al analizar los números del sector, de alguna manera se explica que los resultados de las compañias terminan siendo negativos, o al menos neutros. Cuando se publica la inflación se basa en los precios minoristas, que aumentaron 63,4 por ciento, pero si tomamos los precios mayoristas, que subieron 44 por ciento, tenemos una brecha de 19 por ciento que el consumidor terminó pagando y que no quedó en los dos principales de la cadena”.
Si este criterio se toma en un plazo de los últimos dos años, “esa brecha llega casi al 26,5 por ciento y es algo que venimos planteando ante los funcionarios de Comercio Interior, porque cuando se analiza el aumento de los lácteos se lo hace desde la mirada del consumidor y no en la salida de fábrica”. Lo que remarca es que “no voy a hacer un juicio de valor si hay una apropiación de la renta, porque hay aumento de costos, pero si quiero que hagamos una lectura correcta del comportamiento de los precios”.
En cuanto a los costos, desde el CIL se estima que la suba estuvo en el orden del 49 por ciento, mientras que los lácteos y sus precios generales crecieron 44 por ciento, los Precios Cuidados subieron sólo 23 por ciento. “Si analizamos la brecha entre los costos y los Precios Cuidados llegamos cerca del 24 por ciento”. En este punto está uno de los aspectos más complejos del sector lechero.
Entonces siguen los problemas de fondo en la macroeconomía, que generan consecuencias en los precios ofreciendo un “descalabro” general que permite analizar a partir de los números del Banco Central que “en el último año el endeudamiento en términos generales de las empresas lácteas tuvo un aumento considerable, porque sigue una máxima que es lo que no se recupera a través de precios se transforma en mayor cantidad de deuda”.
Según Ercole Felippa, “el consumo cuando se mide en términos generales, en litro de leche por año y por habitante, da un número levemente superior al año anterior con 186 litros, frente a 184 en 2020, por lo tanto nos permite entender que no es un mal número si se tiene en cuenta que cuando se superaron los 200 litros al año por persona estábamos en un contexto de atraso cambiario, bajos precios de exportación, teniendo un remate de productos en el mercado interno que no generaba un crecimiento genuino”.