Empresario farmacéutico y compositor, las inversiones en el campo de Antonio Bouzada: el "monje tibetano" de Entre Ríos
Antonio Bouzada apeló a sus orígenes para diversificar sus negocios cuando compró la estancia San Fernando
En una vista aérea rapaz sobre la estancia San Fernando se pueden divisar los círculos del sistema de riego, la planta de silos y los galpones de las granjas porcinas que la familia Bouzada desarrolló en los últimos 25 años. Ubicado en la margen del arroyo Nogoyá, en el distrito de Montoya, en Victoria, Entre Ríos, el establecimiento de 2283 hectáreas es producto de la venta del laboratorio Filaxis que Antonio Bouzada había cofundado en 1985.
Grupo Bouzada
“Mi origen agropecuario me llevó a invertir en el campo parte de lo obtenido por mi salida de Filaxis a manos de un grupo suizo. Adquirí dos estancias vecinas donde se hacía algo de agricultura, ganadería bovina y se criaban ovejas, pero lo primero que hice fue incorporar sistemas de riego para mitigar los contratiempos climatológicos en una zona marginal”, describe Bouzada que, en simultáneo, volvió a invertir en la industria farmacéutica, a través de Eriochem, único laboratorio de capitales latinoamericanos que vende productos medicinales en los Estados Unidos que conserva en partes iguales con su socio de la toda la vida, Lucio Nuñez.
Hoy, el Grupo Bouzada está integrado por tres grandes unidades de negocios:
- Eriochem en el sector pharma y con un perfil eminentemente exportador
- San Fernando como división agrícola y porcina, a través de la cual siembra 3200 hectáreas y suma más de 1200 madres cerdas
- Pondesur que se ocupa de la comercialización de alimentos
“Somos un grupo familiar, pero tanto en el laboratorio como en Pondesur tenemos socios y un manejo totalmente profesional”, aclara Bouzada escoltado en la actividad por los tres hijos que tuvo junto a María Esther: Sebastián, Luciana y Hernán.
Antonio Bouzada: el gran compositor
Antonio Bouzada (71) parece haber transitado varias vidas en una. Nacido en Paraná, Entre Ríos, en 1950, es abogado, emprendedor, productor agropecuario y compositor. Su abuelo paterno llegó a ser propietario del entonces Hotel Gran Sack, en la capital provincial, donde había ingresado como jefe de cocina. A su vez, por parte de su madre, corre la sangre de una familia tradicional apellidada Aranguren. Su bisabuelo, de origen vazco, fue propietario de una de las empresas más prominentes de la época en la provincia, una carpinteria que llegó a promocionarse en la Feria de París de 1895.
Esa cultura del trabajo y capacidad emprendedora también forma parte de las características de este entrerriano multifacético que después de desarrollar con éxito y vender un laboratorio a una multinacional europea, fundó uno nuevo cuatro veces más grande y escaló en el negocio agroindustrial transformando granos en carne.