Las llamas y la revolución de una producción ancestral: el criador que trae genética boliviana a la Argentina para abastecer la demanda de carne
Producir para la industria textil dejó de ser rentable; los restaurantes y hoteles copan el mercado y el negocio pasó a ser la carne
“Se consume carne de llama, como acá (Santa Fe) consumimos carne de vaca”, resalta Enrique Ríos, productor de llama en Abra Pampa, norte de Jujuy. Nació entre estos animales y mantuvo el trabajo que siempre realizó su familia, pero el turismo revolucionó la región y el negocio cambió.
La cría de llama es ancestral en la puna argentina. Enrique sigue con la producción familiar, pero refuerza la parte productiva desde una mirada comercial. En Abra Pampa, está la cabaña Tuite en la que Ríos busca mejorar la genética con animales de Bolivia y alcanzar animales con mejores condiciones para la producción de carne.
“En un principio era la fibra. Hoy en día estamos apuntando más a la producción cárnica, al introducir un fenotipo que ya no produce tanta fibra, sino que es más carne. Son animales más pesados y más grandes”, contó Ríos en el marco de Agroactiva 2024. Además, explicó que la fibra se desvalorizó en la industria textil. Para los productores del norte, la demanda no justifica la producción porque no cubre los costos.
Sin embargo, el turismo abrió la puerta al negocio de la carne. Los productores ahora piensan en abastecer a los restaurantes y los hoteles.