Disruptivos en el agro, hacen hasta "bombones" para el ganado: la increíble historia detrás de una empresa que quiere revolucionar a la producción
Buscan potenciar el uso del campo y mejorar la eficiencia de los establecimientos con un enfoque sustentable; cómo trabajan en Alimentos Balanceados Crecer
Alimentos Balanceados Crecer cumplió 30 años y se consolida como una empresa disruptiva de nutrición animal que logró la certificación como Empresa B, con foco en cuidar el valor económico, social y ambiental.
Cuando se iniciaron en 1994, hacían unas 30 toneladas de alimento por mes, al poco tiempo pasaron a producir 100 toneladas y ahora llegaron a superar las 3000 toneladas. Igualmente aclaran: "Es boutique, hacemos todo por pedido y a medida".
Lo que buscan es potenciar el uso de subproductos de la agroindustria. Los combinan para elaborar alimentos que a su vez mejoran el uso de los forrajes de los distintos sistemas de producción ganadera. "Colaboramos para que la ganadería sea más eficiente y los sistemas más sustentables", destaca una de las fundadoras de Balanceados Crecer, Cecilia Inchausti.
El objetivo final es aportar valor a los sistemas de producción ganaderos a través del diseño de alimentos balanceados que potencien la performance animal y cuiden su bienestar, mejorando la eficiencia en el uso del forraje y el cuidado del medio ambiente y de los trabajadores.
También apuntan al impacto interno de la empresa, trabajan en la formación continua de sus trabajadores complementando su formación en forma permanente “hoy todos nuestros empleados pueden manejar los procedimientos y trabajar bajo normas de calidad. Eso nos enorgullece. Es también un propósito colaborar con su desarrollo, el de sus familias y el de la comunidad de Tornquist”.
Balanceados Crecer: desde el inicio con un objetivo claro
Cecilia Inchausti es ingeniera agrónoma y una apasionada de la nutrición animal. Oriunda de Bahía Blanca, la ciudad puerto de la provincia de Buenos Aires, en 1992 se casó con Alfredo Köhler y se fueron a vivir a Comodoro Rivadavia, Chubut, en donde Alfredo se dedicaba al sector petrolero como ingeniero civil.
Mientras tanto, Cecilia nunca perdió contacto con su padre, que tenía campo, y en paralelo comenzó a hacer contactos en Chubut, con referentes ganaderos de la zona. A la distancia, asesorados por Hugo Arelovich, en ese momento profesor de Nutrición Animal de la UNS se diseñó un suplemento para novillos que comían pastos diferidos y necesitaban una suplementación proteica estratégica. Lo encargaron a una fábrica de la zona, que era asesorada por el mismo profesor. Cuando quisieron volver a comprar se enteraron que esa fábrica cerraba. Y ahí apareció la oportunidad: con esfuerzo la compraron y comenzó la historia de Alimentos Balanceados Crecer.
La propuesta fue del padre de Cecilia Inchausti y ella cree que fue para repatriarlos de Comodoro Rivadavia: "Nos pareció interesante emprender", recuerda en diálogo con Agrofy News. "La fábrica era muy chiquita, mi padre nos ayudó financiando la compra que fuimos pagando con trabajo".
"Desde el principio le pusimos nuestro perfil, a mi siempre me gustó la ganadería y la producción a campo, nuestro perfil es el de potenciar el uso de los forrajes", repasó.
Ni bien se recibió de agrónoma, Cecilia tuvo una experiencia con la lechería en Santa Fe y otra en un importante establecimiento de Brasil, que producía arroz pero combinado con ganadería. Y cuando fue a Comodoro Rivadavia, en donde estuvo tres años, tuvo la posibilidad de formarse en producción ovina, conocer muchos productores y técnicos y entender lo que era la vida en la Patagonia en esos años.
De regreso en Tornquist, con los ahorros que les quedaban compraron maíz y tenían el afrechillo de trigo del molino vecino administrado por la Cooperativa Eléctríca: "Y así arrancamos", señala.
Alfredo Köhler se la jugó y renunció a su trabajo en el sector petrolero y pasó a encargarse de la producción de una joven Balanceados Crecer, mientras que Cecilia se encargó de la parte financiera y de la estrategia de los alimentos que iban a hacer. "Primero fuimos a rumiantes porque era lo que yo sabía más", cuenta.
"Éramos cero comerciales, con un perfil muy técnico. Empezamos a contactar a los productores de la zona, en 1994 se hablaba muy poco de una solución a medida para nutrición animal", destaca. En este sentido, comenzaron a dar charlas y mucha capacitación. También fueron precursores del destete precoz. "Se fue dando una mayor conciencia en la nutrición y el manejo".