La vida y las anécdotas de Grego Leguizamón, un jinete multicampeón que hasta triunfó en el exterior: "Viví cosas que no llegué a imaginar"

Tras consagrarse campeón en Uruguay y en Brasil, y recorrer toda Argentina cumpliendo sus sueños, hoy va a las fiestas con su tropilla de ponis y comparte con niños y jóvenes los conocimientos y la pasión por las jineteadas

La vida y las anécdotas de Grego Leguizamón, un jinete multicampeón que hasta triunfó en el exterior: "Viví cosas que no llegué a imaginar"
18deFebrerode2025a las12:53

“Si no sintieras nada no lo harías”, cuenta Gregorio Leguizamón sobre jinetear, mientras se apoya en la maroma donde estaban sus ponis formados. “Es un ansia, una adrenalina que te olvidas de todo y a la vez pensas en todo, tomas decisiones de qué piruetas hacer mientras el caballo corcovea, para lucirte, y ahí está la elegancia del jinete… y por ahí no te sale, obvio, por eso nos caemos los jinetes”. 

Por las venas del Grego Leguizamón galopa sangre de jinete

El atardecer cae en la isleta de monte cercana a Villa Concepción del Tío, en Córdoba, donde el Grego tiene sus caballos. “La decisión es lo primero, tenés que estar concentrado porque es algo serio lo que hacés, es muy riesgoso, porque no sabés, un caballo sale, se cae para atrás y te aplasta y te mata. Pero no lo pensás… Las veces que gané, son muchísimas menos que las que perdí, que las que me caí, pero ese es el camino, así se aprende… Yo no siento miedo cuando voy a jinetear, pero siento nervios, me comen las ganas aún después de tantos años”.

grego jineteada

Tiene 37 años, vivió en el campo hasta los 18, y lo suyo fueron los caballos y las jineteadas desde el principio. “Desde que tengo uso de razón sufrí de los oídos y mi medicina eran los caballos, dicen que lloraba todo el día y me mostraban un caballo y se acababa el dolor”, cuenta el Grego.

“Mis papás, puesteros de toda la vida. Mi papá siempre fue un hombre muy conocedor de campo y siempre me aconsejó y me incentivó, pero él no andaba en el palenque porque él no montaba y no sabía, por eso prefirió que alguien con experiencia me acomode, me enseñe… y me daba con todos los gustos: tenía un poni, un aperito lindo, la ropa, me compraba revistas de jineteadas… Esto es una pasión”.

¿Cómo nace un jinete?

Grego recuerda: “Un nene tiene 3 años y ya está montando un balde, a mí mi primo Mauro me hacía jinetear en un balde que ataba atrás de su bicicleta… de eso se salta a la oveja, de la oveja ya están los ponis, los terneros… Yo a los 7 años ya montaba ponis, y monté hasta los 9, porque mi papá que en una monta vio cómo un poni me bajó, me tiró una patada y me erró muy cerca de la cabeza, me dijo: 'No me hagas sufrir más, yo no te dejo montar más'. Y no me dejó montar de los 9 a los 13, así que perdí muchos años de carrera, porque yo nunca le mentí a mi papá, nunca fui travieso de que si iba a un campo iba a montar, no, tenía que tener el permiso de mi papá, y no lo tenía entonces no montaba. Pero mi pasión seguía y era cada vez más".

jinete argentina

"Cuando tenía 13 años, se hacía una jineteada en una escuelita de campo en el paraje La Cortadera, al suroeste de El Tío, y Tatin Gigena, un hombre de la Villa que tenía caballos que iban a las jineteadas, me dijo: '¿Querés montar?', porque me veía con ganas. Le dije que sí quería, pero que mi papá no me dejaba, y este hombre, que le agradezco, fue y le insistió a mi papá, y mi papá le dijo: 'Bueno, que vaya y monte para que se saque las ganas, pero que no monte más'", repasa y agrega: "Fuimos en sulqui, salimos a la madrugada, y se hacía interminable ese camino para el gaucho lleno de sueños… Fui y monté, y me vieron que tenía algo, que no era como todos los nenes, yo me sentaba bien en el caballo, yo sabía lo que iba a hacer, y lo jinetie bien, entonces qué… ahí sí que entró mi pasión a crecer… en una jineteadita en una escuelita con 20 personas, pero yo fui tan feliz, y bueno... volví a mi casa, y mi papá me dice: 'Era eso nomás, hasta los 18, y usted después haga lo que quiera'. Así que de los 13 a los 18 tampoco monté”.

A los 18 años el Grego le dijo a su papá Carlos “El Pulga” Leguizamón que iba a montar, y el hombre asintió, le deseó suerte y fue su apoyo todos estos años.

Grego recuerda: “Cuando montaba los ponis me acomodaba un hombre que era muy jinete, muy famoso en ese tiempo, Andres 'Quinoto' Kin, porque hay que ir con un compañero al palenque, y con un chiquito sin experiencia siempre va alguien con experiencia a enseñarle y decirle todo lo que tiene que hacer. A los 18 él me dijo: 'Te llevo a una jineteada, vas a montar'. Fui y un tropillero de renombre me dio un caballo, y no gané pero lo jinetié bien, entonces me dijo: 'El fin de semana que viene tengo una jineteada en las sierras'. Y pensé: 'Lo que debe ser ir a montar a las sierras, entre las montañas, una foto ahí…', algo que para mí era increíble y lejano, pero en ese momento era ir a las sierras… fui y gané, a la segunda monta ya gané”.

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