Sin ser del campo, arrancó con 400 gramos de un (delicioso) cultivo no tradicional y hoy emplea a 23 familias: “Queremos expandir la plantación", destacan en Alcaparras Argentinas

Crearon una nueva variedad de plantas de alcaparras en Santiago del Estero y quieren expandir la producción a San Juan

Sin ser del campo, arrancó con 400 gramos de un (delicioso) cultivo no tradicional y hoy emplea a 23 familias: “Queremos expandir la plantación", destacan en Alcaparras Argentinas
11deNoviembrede2025a las09:45

"Mi mujer me permite tener dos amores: los niños y las alcaparras", dice entre risas Ángel Rico, médico pediatra y apasionado de este fruto que conoció allá por 1992. Hoy, con 72 años, ya está alejado de la empresa Alcaparras Argentinas, pero sigue acompañando.

Alcaparras Argentinas, desde Santiago del Estero

La empresa de alcaparras que montaron desde cero está ubicada en La Banda, al norte de la provincia de Santiago del Estero, y ya está a cargo de su hijo Pablo Rico.

En diálogo con Agrofy News, Ángel Rico cuenta las bondades de este cultivo no tradicional y sus ojos se iluminan. 

aldo rico alcaparras argentinas

“Las alcaparras no solo se pueden usar en la gastronomía, como los típicos botones florales que usamos para ponerle al vitel toné o en otras preparaciones, sino que también se utilizan las hojas, que encurtidas, quedan muy ricas en ensalada" , explicó. 

Además, aclaró que se pueden realizar cosméticos como cremas con células madres ya que poseen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que proporcionan humedad e hidratación a la piel. De esta forma, la vitamina E y sus antioxidantes actúan como calmante y alivian posibles trastornos como la irritación, erupciones, acné o inflamaciones. 

alcaparras

Un emprendedor visionario

Rico nació en Tucumán, en 1952, donde se crió y se recibió de Médico en la Universidad de esa provincia. Luego, obtuvo una beca para estudiar la especialidad de pediatría en Buenos Aires. Allí, en el Hospital Posadas, conoció a quien hoy es su mujer, Silvia Gallo, también pediatra y neonatóloga. Juntos se mudaron a La Banda, Santiago del Estero. Tuvieron tres hijos y durante años ejercieron su profesión. 

Pero en 1992 todo cambió. “El papá de Silvia le dejó como herencia unas 45  hectáreas de tierras salinizadas, agotadas por el monocultivo del algodón, y comenzamos a pensar un producto que se pudiera producir allí. Mientras todos nos decían '¡Vendan ese campo!', nosotros hicimos una lista, buscamos y buscamos, y un día me topé con un articulito que hablaba de las alcaparras, un fruto adaptable a cualquier tipo de clima y suelo. Y así comenzó nuestra historia: desde cero porque no sabíamos absolutamente nada”, explica.