Crisis de SanCor paraliza a todo un pueblo
La cooperativa láctea Sancor dejó de trabajar por 30 días en la localidad Centeno. La angustia de este pueblo santafesino de 3.200 habitantes se eleva como el humo negro en el cielo.
Centeno, la localidad santafecina, en alerta.
Simón Díaz no quiere hablar. Sus compañeros insisten, pero él levanta la mano, niega con la cabeza. Se marcha y al rato vuelve. “¿Sabés qué pasa? Son 42 años acá… y duele”, justifica. No puede decir nada más. Los ojos se le llenan de lágrimas. Tiene 64 años y la garganta se le hace nudo por la incertidumbre. La suya, claro. Pero también la de sus 63 compañeros –entre los que se encuentra su hijo–, empleados de la planta que la láctea SanCor inauguró aquí en 1965. Las gomas arden en el mediodía de Centeno. La angustia en este pueblo santafesino de 3.200 habitantes se eleva como el humo negro en el cielo.
Aunque la cooperativa plantea una paralización de la actividad en cuatro de sus 16 plantas –además de ésta, dos en Córdoba y una en Buenos Aires– por 30 días, se teme que sea el primer paso para un posterior cierre, una posibilidad que la empresa deslizó al Gobierno como parte de su plan de reestructuración. Oficialmente se comunicó que la escasez de leche los llevó a privilegiar la elaboración de productos con mayor salida comercial. Por eso en Centeno, donde se produce queso muzzarella, se paralizó todo.
Los vecinos definen a SanCor como “el alma y el corazón” de la localidad. Es la única planta industrial, el emprendimiento con mayor cantidad de personal y el que paga los mejores sueldos. Según palabras del jefe comunal, Juan Gifi, el cierre significaría “un golpe de muerte” para Centeno. Quizás por eso evitan utilizar esa palabra, el cierre.