El consumo de leche, entre los sí y los no

La cadena láctea precisa una consistente campaña de fortalecimiento comunicacional mirando a los consumidores, para mejorar su desarrollo, más allá de precios y costos.

16deEnerode2019a las08:11

La globalización hace que en las minorías se pretenda una diferenciación que a veces aplasta la uniformidad. Pertenecer desde una discrepancia con la mayoría.

En el sector agropecuario estas situaciones se pueden visualizar en cuanto a los agroquímicos, por ejemplo, o sobre el cambio en costumbres alimentarias, como puede ser el movimiento vegetariano, o más recientemente el vegano.

En los últimos años el crecimiento de la campaña en contra del consumo de la leche ha hecho que lentamente el sector despierte ante este embate.

Más allá de lo que sucede en nuestro país con la economía que hace que el consumo de lácteos se vea deteriorado por el costo, lo cual es algo de ocasión, ya son muchos los que se vuelcan a compras más delimitadas, productos más específicos donde se incluyen los exentos de lactosa, el azúcar natural de la leche que puede causar indigestión y a partir de la cual se hacen los mayores cuestionamientos.

Las campañas en contra de los lácteos son un fenómeno global, que abarca desde variables de maltrato animal, hasta incluso causas feministas en la defensa de las vacas, por su género. Para algunos profesionales faltan sustentos científicos en las bases de los argumentos, pero para el sector productivo e industrializador es hoy por hoy uno de los temas que fuera de la coyuntura del precio, tiene que tender a unificar criterios de trabajo.

Lo que está claro es que la leche no es mala, puede gustar o no, caer mejor o peor, pero pareciera una cuestión de preferencias. En este punto debe trabajar de manera conjunta la cadena, que invierte la mayor parte de su tiempo debatiendo sobre precios y costos y olvida contemplar a sus destinatarios.