Caso de éxito lechero: una cabaña de Holando que logró una vaca de 88 litros diarios
Desde Ataliva, en un trabajo que ya lleva unos 27 años, esta familia dedicada a la raza Holando cuenta el recorrido, los logros y los objetivos del establecimiento que apuesta a la lechería.
Acostada, la vaca de la Cabaña La Luisa que dio 88 litros diarios: "Nos gustan las vacas lecheras, las que dan mucha leche”, destacan.
Hace calor y el galpón que cobija la sala de ordeño, el corral de espera y una oficina con muchas comodidades hace de reparo para el sol del verano en la cuenca lechera.
Es media mañana y la Cabaña La Luisa la familia Miretti recibe a Agrofy News en un rincón de Ataliva, en el centro-oeste de Santa Fe, para conocer uno de los lugares más magistrales de la raza Holando Argentino.
“Este es el campo que era de mi abuelo. El tenía tambo, mi papá también, así que mi vínculo con las vacas es desde chiquito”, empieza contando Guillermo Miretti que recorrió todas las tareas en la lechería y siempre en entornos familiares, hasta que en 1990 tomó su camino y junto a sus hijos formó la cabaña que hoy los enorgullece y que lleva el nombre de la abuela materna de su esposa, retomando la denominación original de la explotación, sobre la que no se conoce bien su fecha de origen.
Esta empresa familiar está encabezada por Guillermo y continuada por Gabriel, que es veterinario; Alejandro que trabaja con el fichaje y genética de los animales; Julio, especializado en maquinarias; Carolina, que dejó la educación física para responsabilizarse de la administración y ordenar más el funcionamiento, mientras que Graciela es la que da las puntadas de armonía con mirada de madre en un emprendimiento familiar, donde ya hay nueve nietos que también muestran este amor por el campo.
Habiendo tenido el primer nacimiento de la cabaña en 1994, sumando ocho esa temporada, ya son unos 27 años de trabajo.
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“No sabíamos nada de las exposiciones, tuvimos que aprender mucho. Empezamos con unas ganas bárbaras de invertir, con buen asesoramiento nos convertimos en alumnos obedientes, aceptando lo que nos iba diciendo Horacio Larrea sobre genética, pero también cómo preparar un animal, cómo atenderlo”, explica Guillermo.
De todas maneras, el buen trato en los grupos de trabajo, la coordinación dependió en absoluto de lo que desarrolló la familia y en definitiva lo que marcó esta senda de éxito, que tuvo gran influencia de todo lo aprendido en muchos viajes al exterior y en la adaptación de cada estrategia.
“Todo eso nos llevó en los últimos diez años a ser la cabaña más exitosa en Argentina, teniendo una corta trayectoria de un poco más de 25 años, pero llevamos a que el resto de los cabañeros para competir tengan que hacer las cosas como nosotros”, dice Alejandro que explica, “nosotros logramos aprender y entender que en las exposiciones el 99 por ciento del éxito es el manejo del animal, durante todo el año, más allá de la genética”.
Las muestras son un gusto, una inversión y una vidriera para los criadores de cada raza. Los Miretti tienen un ojo aguzado para seleccionar de un lote de vacas a las más aptas para pisar una pista, separándolas en grupos más pequeños para que no tengan tanta competencia, con menos estrés, siempre apostando al bienestar y un acostumbramiento a los cuidados especiales, a las jornadas en galpones y que también incluyen el regreso de cada show.
En períodos normales entre ocho y diez exposiciones los ocupaban entre mayo y octubre. Ese floreo a paso cansino de vacas, terneras y toros, en esa tarea durante la última década fueron siete años en los que lograron los premios de mejor criador y mejor expositor, cinco vacas del año nacidas y criadas en La Luisa; y también arrasaron en el concurso lechero de ExpoRural de Rafaela que cumplió en 2020 cien años, llegando la primera vez sin preparación, perdiendo y en la edición siguiente encontrándole la vuelta con muchos sólidos en lugar de tantos litros y así sostener la Copa Challenger.