Sin arraigo: tambero se dio a la fuga y dejó 150 vacas a la deriva
La familia se dedica al tambo desde hace más de 100 años, pero nunca antes le había sucedido algo así

El domingo pasado Anastasia se enteró de una noticia que la descolocó: su tambero había dejado su puesto de trabajo y, sin avisarle, abandonó la estancia.
"El tambo no para"
“Me dio impotencia, porque no tuvo palabra ni compromiso para con su trabajo”, contó a Agrofy News la productora de 33 años, que además es médica veterinaria. El campo familiar está ubicado en el partido bonaerense de Navarro, y tiene entre 150 y 160 vacas. “El tambo no para. El tambero se fue pero nosotros tuvimos que seguir igual, no se podía dejar. Tenemos que seguir ordeñando dos veces al día”, señala en referencia a que debieron rebuscárselas para poder continuar produciendo.
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La joven es quinta generación de productores agropecuarios y su familia se dedica al tambo desde hace más de 100 años. Nunca antes le había sucedido algo así. “Se fue sin haber cumplido el contrato, estaba desde hace menos de dos años. El anterior tambero estuvo 35 años, se fue para jubilarse, y otro que tuvimos estuvo 21 años”, describe.
Maxi, el tambero, tenía 28 años y era soltero. Había comenzado a trabajar luego de que el que estaba antes, con previo aviso, decidiera cambiarse de trabajo. Como Anastasia estaba ocupada por la salud de su padre en Buenos Aires, lo tomó cual “manotazo de ahogado” porque era el ayudante del tambero y querían a alguien que conociera el lugar. “Era joven y por ahí, si no tenés pareja estable, la lejanía al pueblo pesa”, sostiene Anastasia, quien agrega que al joven le gustaban las jineteadas y salir, y en más de una ocasión había tenido problemas con sus empleados, dado que se quedaba dormido y eran los peones quienes tenían que hacer tambo a la madrugada.
“Era un poco conflictivo. Él mismo se había apodado ‘El loco’”, detalla la veterinaria.
Hace tres meses, habían tenido una disputa. “Soy esctricta con los horarios para estar en la manga y con el trabajo. Ese día, a las ocho de la mañana, que no es temprano, fui al campo y los animales estaban comiendo, cuando ya tenían que estar agrupados para recibir la vacuna de la aftosa, porque después me iba a otro campo a hacer lo mismo. Entonces, le llamé la atención”, recuerda Anastasia. Sin embargo, más tarde, Maxi le mandó un mensaje de WhatsApp en el que decía que había conseguido otro trabajo y que se iba a ir, por lo que ella debió ir hasta su casa a hablar con él para que se quedara. “Tenía muchos arranques y era impulsivo”, detalla la productora.
Tambero se dio a la fuga, sólo le aviso al peón que le dejaba el tambo a cargo y se fue. Con sus pilchas y algunas pertenencias. Su teléfono apagado, obvio. Compromiso y responsabilidad en el 2021 #indignada, triste y re caliente! — Anastasia (@aniitopvet) July 25, 2021
A la deriva
El sábado pasado, Anastasia estuvo con Maxi en el campo y el joven se tomó el día, por lo que dejó al franquero trabajando ahí. Pero durante el domingo no volvió y a las 23.30 le golpeó la puerta de la casa al peón que quedó a cargo, que estaba durmiendo ya, le dijo que dejaba el tambo y se fue con toda su ropa y algunas pertenencias. “¿No le avisás a los patrones? No podés hacer eso…”, le respondió el empleado, pero Maxi ya lo tenía decidido.
Al día siguiente, el franquero le avisó a Anastasia lo sucedido. “Fui a la casa y vi que se había llevado toda su ropa, su televisor, el equipo de música y su lavarropas.. Todo lo que entraba en la camioneta se lo llevó”.
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Anastasia lo llamó al celular, pero le daba como desconectado. Luego, probó con la hermana de Maxi, quien les aseguró que no sabía dónde estaba el joven, pero que iban a ir a retirar los muebles que quedaban en la casa. “No quisieron hacer denuncia de su desaparición y nos afirmaban que no iba a volver. Seguramente sabían dónde estaba, pero no nos quería decir”, indica la veterinaria.
Finalmente, la familia del joven se llevó el resto de las pertenencias y Anastasia está esperando a que sea fin de mes para liquidarle lo que queda de su porcentaje. “Al ser tambero asociado, no es empleado. Cobra un porcentaje del cheque de la leche, así que no hizo abandono de lugar de trabajo”, aclaró la joven.
Afortunadamente, lograron que el franquero les “salvara las papas” y se quedara hasta fin de mes trabajando. “Si nos quedábamos sin tambero, podía llegar a ser un desastre por las vacas”, admite Anastasia. Luego de algunas entrevistas, pactaron con una pareja joven que tiene una hija para que se haga cargo del tambo a partir del mes próximo.