Para la lechería, el 2022 se inició con cifras contradictorias
A pesar del buen desempeño del año anterior y los optimistas precios internacionales, la sequía y el impacto de la ola de calor golpeó al sector en enero y contrae a la actividad
“En 2021 hubo un crecimiento por una situación meteorológica muy favorable y a su vez, en el primer semestre hubo precios al productor que estaban arriba del ritmo inflacionario y le generaban tasas de rentabilidad positivas al sector primario”, así comienza describiendo al último año lechero en la Argentina Jorge Giraudo.
El titular del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA) es quien combina los datos del sector y tiene hoy la posibilidad de leer en detalle a un segmento productivo que hace muy pocos años se conducía entre alucinaciones de lo que podía ser su realidad.
Existe una certeza sobre estos parámetros que se construyen con información de la Dirección Nacional de Lechería, pero también del reporte de empresas y productores que permiten entender con claridad dónde se está y hacia dónde se puede dirigir en lo inmediato una industria tan tradicional y característica argentina, que en cada temporada va modificando sus características.
“A partir del segundo semestre, en julio del año pasado, los ajustes de precios que eran permanentes en los meses anteriores, comenzaron a quedar por debajo del índice de inflación, con lo cual el valor en moneda constante se fue deteriorando y eso fue desalentando, aunque estaba empujado por una cuestión inercial de la producción”.
Giraudo entiende que “desde hace dos años venía creciendo interanualmente la producción y se terminó 2021 con estos 11.553 millones de litros, que significa cuatro por ciento, que se suma al 7,4 por ciento de 2020, generando en estos dos años 1.200 millones de litros adicionales”.
De acuerdo a los datos del Senasa, hay en nuestro país 1.562.145 vacas en los tambos, que son 10.125 unidades productivas, con un promedio de 154 animales en cada uno y el tambo promedio aporta 2.940 litros diarios.
Córdoba es líder en producción y segunda provincia en existencia de animales de leche, seguida por Santa Fe que tiene algo más de rodeo lechero. En ambos casos, Buenos Aires es la tercera provincia lechera del país, seguida por Entre Ríos.
Santa Fe sí es líder en cantidad de tambos, con el 34.7 por ciento de las unidades productivas, seguida por Córdoba con el 29,1 por ciento y Buenos Aires completa ese podio con 20,2 por ciento.
Sobre estas cifras se puede inferir que en este 2022 la lechería argentina podría crecer 0,6 por ciento anual si el clima acompaña y así tocar los 11.600 millones de litros.
Argentina viene pendulando en estos números desde hace dos décadas teniendo como base a los diez mil millones de litros y como techo a los 11 mil, sin embargo, la ocasión no termina generando una constancia de real impacto en el mercado global.
La recolección de leche en Argentina cayó 0,9 por ciento en enero. Esa es la primera caída en dos años y medio y se suma a una tendencia que también se da en Nueva Zelandia con -6,1 por ciento por debajo de los niveles del año anterior, el peor déficit desde abril de 2019. La producción de leche de Nueva Zelandia ha bajado un 3,8% en la temporada hasta la fecha, y será difícil para los productores de lácteos compensar estas pérdidas ya que la temporada alta está por terminar. Es por esto que los precios al productor treparon según anunció Fonterra hasta los NZ$ 9,50.
En Estados Unidos la merma productiva fue del 1,6 por ciento.