14.600 vacas y 5000 hectáreas de maíz: cómo se trabaja en un "mega-tambo" de zona núcleo
En el establecimiento “Carmen", el picado y el silaje de calidad es el corazón de todo el sistema
Guido Farina es ingeniero agrónomo y trabaja en Adecoagro hace quince años. Hoy está al frente del área de alimentación en el establecimiento “Carmen”, en Christophersen, provincia de Santa Fe, donde la empresa tiene cuatro tambos de alta eficiencia -con unas 14.600 vacas en ordeñe, además de recrías y guacheras-. En la última edición de Experiencia Forrajera organizada por CLAAS Argentina contó al detalle cómo trabaja su área, que representa el 50% de los costos de la explotación, y donde la precisión se ha vuelto clave para controlar la nutrición de los animales.
El ciclo es completo y va desde la siembra de los forrajes hasta la llegada de la comida a las vacas. En este esquema, las nueve picadoras JAGUAR de CLAAS con las que les prestan servicio, son grandes aliadas. Con mucho énfasis en la planificación, utilizan a full los datos que les ofrecen las máquinas y trabajan para maximizar la participación de forrajes de alta calidad en la formulación de la dieta, lo que trae como resultado menores costos y mejor respuesta de todo el sistema.
Establecimiento de Adecoagro
“Al formular las dietas se nos genera cada año un requerimiento de forrajes muy desafiante que cumplimos con distintos cultivos: unas 500 hectáreas de alfalfa para silo, 1.500 hectáreas de gramíneas en general (cada una con la mejor calidad de fibra: avena, raigrás y trigo) y 5.000 hectáreas de maíz que picamos”, detalló Farina. La fermentación posterior de los silos es lo que les permite asegurar una de sus principales necesidades dentro de la dieta: la consistencia. Para él, “es el ingrediente que más les gusta a las vacas y nos obliga a trabajar para tener dietas iguales o muy similares todos los días del año, sin cambios bruscos”. ¿Cómo? Con un stock muy seguro en cuanto a cantidades.
El maíz, un protagonista
Farina admitió que “el maíz es el cultivo más importante en cuanto a su participación en la dieta de las vacas, que comen a diario entre 25 y 27 kg de silo. Pasamos de hacer 300 a 400 hectáreas hace 15 años a picar 5.000 hectáreas este año. El crecimiento vino de la mano de los contratistas forrajeros porque nos fuimos capacitando a la par: incorporamos el cracker, monitoreando continuamente su trabajo y el nivel de procesamiento, mejoramos la compactación de los silos de más de 500 hectáreas y, sobre todo, la eficiencia vinculada a la medición de datos gracias a los softwares de las máquinas que monitorean materia seca y rindes automáticamente y online, para controlar y medir la calidad de nuestros cultivos”.