Guanacos y ovejas, ¿coexistencia pacífica?
Por la escasez de pastos, el guanaco está desplazando a la oveja en la Patagonia. El 94% de los pastizales de la Patagonia sufre desertificación.
Ovejas en la nieve una estancia del interior chubutense. Foto Jorge Patterson
Que en Argentina no exista una manera para que dos especies coexistan en una región inmensa como la Patagonia y que el progreso de una de ellas signifique la ruina de la otra, dice mucho sobre otras grietas, al menos en nuestros modos de producción. Pero, a diferencia de lo que pasa en la política, hay científicos trabajando para cerrar la brecha. Nos referimos a la oveja y al guanaco, con defensores y detractores por igual. La conclusión es que sin un manejo responsable no hay pasto que alcance para que ambos puedan desarrollarse.
Giannina Massaccesi, del Centro de Referencia Viedma del ministerio de Desarrollo Social de la Nación, asevera que es posible. Massaccesi trabajó en la meseta de Somuncurá, la segunda reserva natural protegida más extensa del país, con 1,6 millones de hectáreas, en la estepa patagónica y compartida por el sur de la provincia de Río Negro y el norte de la provincia de Chubut. Esa zona vive un proceso de desertificación severa. En la visión de Massaccesi, el guanaco, un herbívoro presente en Sudamérica, ha sufrido una reducción de más del 90 % de su población en los últimos cien años. “La competencia con el ovino y la caza indiscriminada fueron factores determinantes. Por eso se incluyó en la Convención Internacional sobre el Tráfico de Especies Amenazadas, lo que permite el uso de la especie bajo regulaciones estrictas”, explica. En esa área se detectó un incremento sustancial de la población de guanacos y comenzó a desarrollarse un emprendimiento privado de esquila en silvestría de gran escala.