María Alvarez, la argentina premiada en una de las principales cuencas lecheras del mundo

La intención era estar solo un año, pero hoy no se imagina haciendo lechería en otro país. Tiene chances de quedarse con el galardón nacional en la meca de la producción

María Alvarez, la argentina premiada en una de las principales cuencas lecheras del mundo
07deAbrilde2021a las12:35

Que a muchos argentinos les va muy bien en sus actividades cuando traspasan las fronteras es algo sabido, sin embargo, no son tantos los que logran ser premiados por esas capacidades y esfuerzos. 

Una argentina en Nueva Zelanda

María Alvarez es de Olavarría, provincia de Buenos Aires. Nacida en una familia pecuaria estudió Ingeniería Agronómica en la sede de Azul, en la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Trabajó como controladora de cosecha y aplicó para una beca en Nueva Zelanda, al tiempo que presentaba su tesis en 2013. 

La intención era sólo estar un año, pero las condiciones favorables hicieron que habiendo pasado ya más de seis años, siga reafirmando su intención de quedarse

Primero trabajó en la producción de fruta durante un mes y después empezó a buscar alguna tarea en el tambo, a partir de la experiencia positiva en una Universidad ligada al sector lácteo y las referencias de manejo y tecnología en ese país. 

“Nunca me imaginé estar involucrada en el sector, porque, para ser honesta, en Argentina las condiciones son muy diferentes. Lo que más me gustó es la posibilidad de progresar, por la estructura de trabajo del personal en el tambo. Está bien determinado quién hace cada cosa y es como una escalera, si tenés ganas y habilidades creces rápido”.

En su charla con Agrofy News, María comentó que la pandemia es la que está demorando la conclusión del trámite de su residencia definitiva para poder pasar de ser gerente de una explotación a contratista, que es el encargado que maneja por completo cada tambo. 

“Arranqué como Farm assistant, que es el puesto más bajo en un tambo, fui creciendo y trabajé durante cuatro años y medio para un mismo contract milker de una compañía, pasando por tres tambos y terminé siendo la segunda persona a cargo. Al no poder progresar, elegí buscar otro trabajo para acceder al puesto que tengo ahora de Gerente”, cuenta.

El cargo tiene una condición de dependencia con un sueldo, respecto a la empresa dueña del tambo. Pero su aspiración es llegar al lugar de contratista, a partir de lo cual el pago es por producción, basada en kilos de sólidos de la materia prima producida. Como contratista, debe abonar el sueldo de todos los empleados, los vehículos y los servicios. Cubrir el día a día del tambo es un desafío profesional, pero también es posible obtener ganancias, siempre trabajando con los objetivos claros. Además, hay contratos en los que se exige la compra de cierta maquinaria, incluso el tractor. 

“Requiere un capital de inversión grande, pero se puede aspirar a que las cosas salgan bien. Lo bueno que tiene Nueva Zelanda es que hay muchas chances de lograrlo si se trabaja como corresponde. Si los costos no se escapan, haciendo las cosas bien es muy difícil no poder lograrlo”.