Familia Bullrich: de la Casa al Patio, la historia ganadera detrás del primer shopping de la Argentina
Se cumplieron 100 años de la inauguración del edificio que hoy contiene un centro comercial, los herederos de este emblemático apellido siguen vinculados a sus orígenes: el negocio agro-ganadero
|Fachada original de la Casa Bullrich, diseñada por el arquitecto Juan Waldorp
Durante un siglo, la Casa Bullrich dominó los remates argentinos de ganado, arte e inmuebles. En sus momentos de mayor apogeo, llegó a vender 600.000 cabezas de bovinos por año y supo administrar más de 145.000 hectáreas repartidas en 50 establecimientos rurales a lo largo de seis provincias. Ahora, la emblemática compañía nacida en 1867 ya no existe como tal, pero la saga familiar continúa de la mano de algunos de sus herederos a través de reconocidas firmas del sector, como Bullrich Campos y Saenz Valiente, Bullrich y Cía.
El derrotero de esta numerosa familia nacida en el seno de un prisionero de guerra prusiano también aportó múltiples personalidades al ámbito de la política vernácula. Si bien el apellido es contemporáneo por la presencia tanto del Senador Esteban Bullrich Ocampo como la ex Ministra Patricia Bullrich Luro, lo cierto es que, en los hechos, solo el primero es heredero de la tradicional casa de remates.
A su vez, el pasado 20 de agosto se cumplieron 100 años de la apertura de la mítica sede de la compañía fundada por el otrora intendente de Buenos Aires, Adolfo J. Bullrich, hoy, reconvertida en un centro comercial. A propósito de su centenario y a partir de la obra del historiador Ignacio Zubizarreta, “Historia de la Casa Bullrich”, Agrofy News rescata algunos de los hitos que marcaron la trayectoria de este clan familiar que sigue vigente y resume la historia de un país.
Bullrich: de prisionero a intendente
Los combates fueron marcando los puntos de inflexión en las primeras décadas de la familia Bullrich en el Río de la Plata. Si la batalla de Ituzaingó propició la llegada de Augusto Guillermo Adolfo Bullrich, un mercenario prusiano de las fuerzas de Pedro I de Brasil tras la derrota ante el ejército rioplatense liderado por Carlos María de Alvear; la de Pavón fue la antesala del surgimiento de la icónica casa de remates que fundó su primogénito, Adolfo J. Bullrich, y con lo cual moldearon su gran fortuna.
La firma Bullrich data de 1867, pero muchos antes, Augusto adquirió primero un local comercial del cual fue empleado y años más tarde, montó una pequeña fábrica de cervezas.
Queda claro que la familia de este inmigrante gozaba de cierta prosperidad, porque el joven Adolfo, mayor de siete hermanos, pasó una larga temporada de estudio en Europa y, a su vuelta, tras enrolarse en el ejército y participar de la batalla de Pavón, crea su propio negocio al fundar la Casa de Remates Bullrich que tiempo más tarde llevaría nombre propio: Adolfo J. Bullrich y Cía.
Los primeros remates que acogió la firma poco tenían que ver con las grandes extensiones rurales. Más bien mobiliario, arte o propiedades urbanas explicaban los negocios de la época. Será el mismo sendero que transitó la economía argentina que trajo el crecimiento de la Casa Bullrich y su fortuna. En aquellas primeras décadas, Bullrich competía con otras firmas de renombre, como Balbín y Powels, Aldecoa y Font o la de Gowland.
La Campaña al Desierto catapultó el negocio familiar. El grueso de las más de 6 millones de hectáreas obtenidas tras la estratégica jugada de Julio Argentino Roca pasaron por el martillo de Adolfo Bullrich.
Los siete herederos del fundador consolidaron la posición de la familia en la alta sociedad porteña. Si bien él llegó a ser intendente de la Ciudad de Buenos Aires (1898-1902), hacia fines del siglo XIX tanto Eduardo como Arturo Bullrich, dos de sus hijos, y Alejandro Casares, esposo de Angélica Bullrich, colaboraban en el día a día de la firma.