Casi quiebran y conocieron una alternativa que les "voló la cabeza”: ahora recorren el mundo contando su negocio enfocado en la carne
El Mate recibe todos los años entre 500 y 600 personas de distintos países que se acercan para conocer la forma en que producen
Bruno Vasquetto (30) es propietario de El Mate, una empresa familiar ubicada en Adelia María, al sur de Córdoba, a 100 km de Río Cuarto. Se sumó al proyecto en 2013, luego de que una crisis financiera los hiciera cambiar de rumbo: pasaron de la agricultura tradicional a la ganadería regenerativa.
“Hacemos producciones sostenibles, donde el principal negocio es producir novillo de exportación, novillo pesado. También producimos ovinos y aves. En los últimos años viene surgiendo mucho la demanda de toda esta metodología, hay muchísimos productores, entonces hemos tenido la suerte de poder capacitar a mucha gente en distintos lugares de Argentina y Latinoamérica”, comenzó diciendo el productor en entrevista con Agrofy News.
Bruno Vasquetto: academia y autoaprendizaje
Bruno es ingeniero agrónomo, pero según cuenta, la mayoría de lo que hace y comparte es producto de un proceso de autoaprendizaje, de “prueba y error”. “La Agronomía tradicional si bien me dio una base, no está enfocada en esto. Tuvimos que formarnos por fuera, conociendo experiencias”, explicó y destacó que por suerte esto está cambiando en los últimos años gracias a la demanda de los mismos estudiantes y de a poco, los temas de sostenibilidad se van metiendo en la currícula de las universidades.
“Hoy en día hay muchos cursos y bibliografía. Todavía falta que no sea algo suelto, como una alternativa sino que sea algo más integral y que desde el inicio de la carrera se empiecen a enseñar herramientas para el que está interesado en seguir esta metodología de trabajo”, agregó.
Ganadería regenerativa: un modelo que imita la naturaleza
Hoy más del 90 % del área bajo pastoreo en Argentina se realiza con un método extensivo y continuo. Son grandes superficies donde los animales están sueltos todo el año y comiendo en el mismo lugar. Según explicó el agrónomo, eso genera muchos problemas: “Primero una gran compactación e impacto de las pezuñas de los herbívoros sobre el suelo, además los animales van seleccionando siempre comer las especies que a ellos más les gustan y van dejando las que no y se genera una selección negativa. Todas las plantas que van quedando son las de menor calidad. Con los años si eso persiste puede llegar a agravarse a tal punto que se termina degradando el suelo, descubriendo y siendo casi un desierto”.
La ganadería regenerativa busca revertir eso. En palabras simples, Bruno cuenta que esta técnica consiste en imitar a la naturaleza: “Cuando uno empieza a estudiar cómo las grandes manadas de herbívoros se comportan, son grupos que se van moviendo permanentemente hacia un lugar nuevo y pastoreando pasto fresco. Las grandes manadas de guanacos o ciervos en Argentina, por ejemplo, se comportaban así, escapando a depredadores. De esta manera, el suelo descansaba y se recuperaba. Eso mismo hoy buscamos hacer con animales domésticos y con el alambre eléctrico. Cabras, ovejas, bovinos, pastoreando por un momento muy corto y moviéndose permanentemente. Se cambian hasta 4 o 5 veces por día”, detalló el ingeniero.
Esto se puede practicar a cualquier tipo de escala. En el caso de El Mate, son 350 hectáreas donde se practica con ovejas y vacunos: “Tenemos parcelas que están hechas de alambre, algunas fijas, otras móviles y a través de ese hilo eléctrico permite llevar a los animales, guiarlos y conducirlos. Se levanta el alambre y los animales pasan, se consume ese pasto y se vuelve a levantar, permanentemente”.
Misión: captura de carbono
La rotación de animales se practica con distintas intensidades: algunos los cambian varias veces por día, otros una vez al día o cada dos o tres días. “Lo importante es moverlos, respetar ese efecto de la manada. Eso desencadena muchos procesos en el suelo, donde el más importante es mejorar el ciclo del agua y la captura de carbono de la atmósfera hacia el suelo a través del forraje”, destacó Bruno.
Según destaca, esta forma de producir es una de las grandes soluciones al tema del carbono: “Cuando uno maneja de esta forma las prácticas de pradera, está continuamente estimulando la producción de biomasa, ese pasto que uno pastorea y crece, lo que absorbe en forma de dióxido de carbono es muy superior a lo que pueden llegar a emitir los animales”.