Ejemplo de tambo robotizado: los seis productores que se unieron para sobrevivir ahora invierten en tecnología

Tienen en marcha el primero de seis galpones con dos robots ordeñadores; cómo unir esfuerzos, sumar tecnología y mejorar la calidad de vida de operarios y animales es el camino seguro de la producción primaria

01deNoviembrede2022a las08:03

En la situación compleja que atraviesa la lechería argentina hace ya varias décadas, tal como sucede con la economía, se buscan alternativas para hacer sobrevivir a los pequeños y medianos productores. Es así que la tecnología, su acceso, la disponibilidad de créditos y los diferentes sistemas productivos se evalúan como alternativas viables y sostenibles en el tiempo.

El esquema del asociativismo en los tambos es una propuesta interesante, pero que no siempre se puede llevar a cabo. Así y todo, hay ejemplos muy remarcables que hace cada vez más tangible esta opción.

Hace tres años contábamos en Agrofy News el proyecto de un grupo de seis productores de San Jerónimo Norte, en el departamento santafesino Las Colonias, donde el negocio de los machos Holando comenzaba un esquema comercial que ahora cobra más relevancia con la automatización del tambo que concretaron.

Empezaron comprando herramientas en conjunto, alquilaron un campo de 75 hectáreas para la recría con destino carnicero de animales que surgían de cada uno de los tambos, montaron un comercio para vender esos productos, que hoy tiene la más alta demanda en la localidad y ahora ya ven los resultados de la primera nave de un tambo robotizado.

El emprendimiento no sólo es interesante por tratarse de una suma de voluntades para seguir invirtiendo en la lechería, sino que están ubicados a metros de la ciudad, en el periurbano de la ciudad de San Jerónimo Norte, brindándole a los trabajadores una cercanía a la comunidad que mejora la calidad de vida, pero más aún, con robotización para el ordeño, lo cual permite una indepencia y mejor organización de la tarea cotidiana que sólo quien la atraviesa y la puede comparar con la acción tradicional la puede valorar.

Rafael Albrecht, Eduardo Amherdt, Rubén Albrecht, Marcelo Humeler, Daniel Eberhardt y Omar Magnin son los socios, aunque también trabajan en la empresa Germán y Fernando Albrecht, quienes a partir de sus tambos iniciaron esta estrategia de trabajo, que también apunta a eludir los vaivenes del clima, que siempre tienen entre sequías, inundaciones y veranos con temperaturas exageradas, los mayores riesgos.

Rubén explica que “en el grupo, al principio éramos más, pero se necesita un compromiso que comienza cuando hay que empezar a aportar. Nosotros lo hicimos con nuestros terneros machos, todos los que salían de nuestros tambos y con una cuota de leche, de dos mil litros al mes, que nos obligaba a cumplir y a ir avanzando en un montón de cosas. Eso permite poder invertir en herramientas, en lo que se necesite, pero de la misma manera compromete a todos de lleno en el objetivo final”.

Todos socios que no son familiares, dicen que así funcionan mejor, pero sobre todo con una actitud positiva donde todos apoyan las iniciativas y del mismo modo todos aportan trabajo, más allá del capital.

Este último viernes lograron sumar las 20 vacas que faltaban para alcanzar el máximo planificado para el primer galpón de la iniciativa. La mayoría de los 120 ejemplares son primerizas, algunas están en el segundo parto y una minoría atravesó el tercer parto. Hay casos de 60 litros diarios para algunas de tres partos, hay otras de 50 litros, pero concretamente el promedio del rodeo está en los 39,3 litros, con excelente calidad de cuatro por ciento de proteína y 3,6 por ciento de grasa.

Según la experiencia, el confort de la cama y el tránsito libre hace que se sientan mejor, incluso están rumiando mientras esperan para entrar al robot, lo cual se combina con un trato tranquilo que los animales devuelven con producción.

“En un mes se logró algo que yo no pensé que iba a pasar en meses”, dice contento Eduardo Amherdt. “Arranqué un tambo hace diez años con 29 vacas en producción, porque el campo es mi hobbie, amo las vacas, me crié en las cabañas viendo vacas de chiquitito. Si vos no amás las vacas sos agricultor”. Hoy tiene 105 vacas y tiene capacidad para 120, entonces sigue trabajando en su tambo, pero apuesta fuerte a esta iniciativa asociativa.

Un galpón especial

En la geografía del centro santafesino no es habitual ver confinamiento de animales, sin embargo con el correr de los años serán más los establecimientos que puedan ir mutando de sistema para continuar en la producción lechera y si las condiciones reinantes mejoran.